Notas

8 de cada 10 corvinas rubias del estuario del Río de la Plata contienen microplásticos

Así lo demuestra un estudio realizado por científicos marplatenses, quienes hallaron plástico en los órganos de una especie piscícola de importancia comercial para la región.

 

 

Por Juan Manuel Herrera de Cuaderno de Ciencia /

 

“La presencia de plásticos en el mar es cada vez más frecuente. Hay más de 800 especies marinas afectadas”, advierte la doctora Agustina Mandiola, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). 

En un estudio publicado en agosto, un grupo de científicos marplatenses notificó que el 80 % de las corvinas rubias (Micropogonias furnieri) del estuario del Río de la Plata contiene plásticos en sus estómagos. “Se sabe que, además de estos peces, hay presencia en tortugas, aves y mamíferos marinos de la misma zona”, indica Mandiola, quien lidera el artículo. 

La contaminación preocupa a científicos, naturalistas y comunidades de todo el mundo. En 2018, Leo Heileman, director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en América Latina y el Caribe, dijo: “Cinco billones de bolsas se utilizan cada año, y un millón de botellas son compradas cada minuto. El 70 % o más va al medio ambiente o a vertederos, y más de 13 millones llegan al mar por año”. Asimismo, la ONU señala que 13 millones de toneladas llegan al océano anualmente y causan la muerte de 100.000 animales marinos. 

“Uno de los problemas que existen es que se fragmentan por efectos físicos, como la luz solar o las olas, y se hacen más disponibles para toda la fauna marina”, asegura Mandiola, quien trabaja en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), dependiente del CONICET y la UNMdP. 

Filamentos de plástico. Crédito foto: INIDEP.

Los daños más visibles son el enredo y la asfixia, comúnmente vistos en documentales o campañas sobre contaminación. Pero hay otros efectos menos visibles, como la inanición, ya que los animales dejan de comer al sentirse saciados, o la presencia de lesiones internas, como úlceras, señala la científica. No obstante, en esta nueva publicación no se observaron daños internos en los individuos analizados. 

Por otra parte, Mandiola sostiene que los plásticos pueden actuar como esponjas capaces de concentrar gran cantidad de contaminantes entre sus partículas. A esto se le suma que “suelen incluir plastificantes, retardantes, y otros químicos que aumentan el desafío para determinar los efectos sobre el ambiente”, afirmó Mauricio Díaz Jaramillo, investigador del CONICET en el IIMyC, durante un encuentro virtual organizado por CONICET Mar del Plata. 

Pero la problemática se extiende más allá de la salud ambiental y pasa a ser un tema de salud pública, ya que podría representar un potencial riesgo para las personas. Mandiola remarca que, si bien en otros países se demostró la transferencia de micro- y nanoplásticos desde el sistema digestivo hacia el músculo de los peces y en algunos estudios se han detectado partículas en heces humanas, aún no existen evidencias firmes sobre el traspaso a consumidores. 

Infografía realizada por Juan Manuel Herrera de Cuaderno de Ciencia.

En el artículo publicado en la revista Marine & Fishery Sciences, los autores analizaron el contenido estomacal de 65 corvinas rubias adultas, una especie de gran importancia comercial en la zona, y encontraron trozos de materiales sintéticos de 5–20 y menores a 5 milímetros (meso y microplásticos, respectivamente). Estos se presentaron tanto en forma de fragmentos como de filamentos. Los investigadores resaltan que, al igual que en otros trabajos científicos, los microplásticos de tipo filamentoso fueron los de mayor concentración. 

“Estábamos seguros que encontraríamos ingestión de plásticos en esta especie, más sabiendo que es capturada en la desembocadura del Río de la Plata, un sector con mucha influencia de desechos de una de las mayores concentraciones urbanas del país. Lo que no imaginábamos era que fuese tan grande el porcentaje de individuos afectados. Y, seguramente, si hubiésemos tenido herramientas para evaluar partículas de menor tamaño, tal vez hubiese sido aún mayor”, sentencia Mandiola. 

Fuente: INIDEP.

Aún se desconoce si existe un proceso de biomagnificación, es decir, el paso de estos plásticos de un animal presa a otro predador. “En Argentina no se han realizado este tipo de estudios, pero se han detectado partículas en invertebrados que son alimento de las corvinas”, manifiesta la investigadora. 

A fin del 2020, se aprobó la ley nacional 27.602 que prohíbe la producción, importación y comercialización de productos cosméticos y odontológicos que contengan microperlas de plástico. Mandiola destaca esta ley como un buen paso, junto al avance de la separación en origen de los residuos y de la prohibición de descartables o plásticos de un solo uso, como los sorbetes. Y concluye: “Creo que es esencial continuar con la concientización de la población, sobre todo en los más pequeños, que muchas veces son quienes ayudan y orientan a los padres”.

Foto principal: INIDEP.

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