En los últimos años, el psicólogo y becario del CONICET Hernán López Morales ha analizado los efectos que pudo haber tenido el contexto de la pandemia de COVID-19 en mujeres gestantes y en el desarrollo posterior de los bebés. En 2023, fue distinguido con el Premio Joven Investigador que entrega la Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento (AACC).
Por Citecus
El científico marplatense Hernán López Morales fue reconocido en 2023 con el Premio Joven Investigador que entrega la Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento (AACC) por su trabajo “El Legado pandémico. Efectos de la ansiedad materna prenatal sobre el neurodesarrollo temprano de la descendencia”, que presentó junto a su director de tesis doctoral, Sebastián Urquijo.
“Para mí es un gran honor haber recibido este premio. En principio porque es una asociación con mucho prestigio, ya que reúne a gran parte de los investigadores argentinos en el campo de las ciencias del comportamiento. Actualmente, el 80% de los investigadores en el área de psicología forman parte de esta asociación, lo cual la vuelve, no solo prestigiosa, sino también con una enorme trayectoria y rigurosidad. Eso hace que tenga un honor enorme de recibir este premio, sobre todo porque es otorgado por colegas con mucha trayectoria, quienes evalúan la presentación de trabajos individuales o en equipo y, a su vez, el desempeño que tienen los jóvenes investigadores en el campo de las ciencias del comportamiento”, cuenta a Citecus Hernán López Morales, psicólogo y becario doctoral del CONICET en el Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT), de la UNMDP y el CONICET.
El premio fue entregado en el marco de la XIX Reunión Nacional y el VIII Encuentro Internacional de la Asociación Argentina de Ciencias del Comportamiento, que se realizó en agosto en la Ciudad de Buenos Aires. Sobre el trabajo distinguido, López Morales comenta que “es uno de los resultados de una línea de trabajo que venimos desarrollando hace algunos años de indagar qué efectos pudo haber tenido el contexto de aislamiento, de confinamiento y de distanciamiento social en mujeres gestantes y en el desarrollo a posteriori de esa descendencia”.
En esta línea, el psicólogo asegura: “En este trabajo lo que observamos es que aquellas mujeres gestantes que tuvieron mayores indicadores de ansiedad materna, tuvieron más probabilidades de que su descendencia tuviera cierto enlentecimiento en la adquisición de algunos indicadores de neurodesarrollo”.
“Principalmente, observamos que estos bebés tenían un menor desarrollo motor fino y, a su vez, algunos indicadores también disminuidos de desarrollo sociopersonales, es decir, algunas variables que nos indican ciertas dificultades en la interacción con otras personas”, detalla.
En su línea de trabajo, el becario del IPSIBAT intenta indagar cómo el estrés, la ansiedad y la depresión durante la gestación materna pueden tener efectos en el desarrollo a posteriori de esa descendencia.
“Principalmente me enfoco en los efectos en el neurodesarrollo, en variables socioemocionales, es decir, cómo esos bebés responden a señales emocionales y sociales de ese primer contexto de interacción, y variables temperamentales, es decir, ese núcleo bastante rígido comportamental que nos habla de cómo esos bebés reaccionan ante los estímulos del medio”, explica.
López Morales señala que en esa línea de trabajo indagan “dos grandes dimensiones para entender estos problemas de salud mental”. Al respecto, indica que “una de esas es una línea más psicosocial, que entiende la presencia de indicadores psicopatológicos de ansiedad, estrés, depresión y otras variables que también colaboran para el desarrollo de estas patologías, como las estrategias de afrontamiento, el apoyo social o la personalidad”.
Y continúa: “Por otro lado, indagamos algunos aspectos más relacionados a la neurobiología del estrés, la ansiedad y la depresión. Principalmente nos enfocamos en aspectos genéticos y epigenéticos, es decir, indagamos la presencia de algunos genes que han sido asociados a estos trastornos mentales que, según la literatura, otorgan cierta vulnerabilidad a las personas, al desarrollo de estas patologías, y además la dimensión epigenética que implica cómo el contexto cambia la expresión de algunos genes”.
“En este caso, vemos cómo la ansiedad, el estrés, la depresión, o estar expuestos a una situación adversa, pueden aumentar o disminuir la expresión de alguno de estos genes que regulan muchos circuitos biológicos asociados al estrés, por ejemplo, los niveles de cortisol o los niveles de serotonina a nivel cerebral”, concluye López Morales.
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