El infectólogo Gonzalo Corral y la epidemióloga Andrea Perinetti hablan de lo que dejó la primera ola, del aumento de casos que afecta actualmente a Mar del Plata y de lo que se espera en los próximos meses en relación a la segunda ola y la llegada de las vacunas.
Por Agustín Casa
Casi todo el mundo debió modificar sus actividades cotidianas durante este año a raíz de la pandemia de coronavirus. La pandemia aún no ha terminado. Sin embargo, luego de largos meses de medidas preventivas, cuidados personales e investigación científica en todo el planeta –tres elementos que continúan y continuarán– aparecieron noticias esperanzadoras con los anuncios de entes regulatorios de distintos países sobre la aprobación de emergencia de vacunas como las de Pfizer y Moderna.
Desde el comienzo de la pandemia, los organismos oficiales y reconocidos especialistas difundieron las principales medidas de protección y describieron los modos de contagio del coronavirus SARS-CoV-2. Si bien la pandemia presenta situaciones dinámicas, la gran mayoría de estas recomendaciones e informaciones se han mantenido a lo largo del tiempo.
Las vías de contagio
En diálogo con Citecus, Gonzalo Corral (médico especialista en enfermedades infecciosas) describe las vías de transmisión del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19: “Se pueden dividir de dos maneras. Una es la vía directa, que tiene que ver con las secreciones que uno genera cuando habla, estornuda o toce, y eso puede infectar directamente a otra persona. La otra es la vía indirecta a través de superficies inanimadas, cualquiera sea de ellas. Cuando uno genera secreciones, caen sobre estas superficies, después otra persona toca esas secreciones que contienen el virus y puede enfermarse”.
En esa línea, el doctor señala que los contagios se producen a partir de “la generación de las macrogotas, que por lo general por su peso propio no van más allá de un metro, y por eso está la recomendación de tener más de dos metros o un metro y medio de distancia”. En cuanto a contagios a partir de la generación de aerosoles, el infectólogo señala que “en general se produce en situaciones que generan aerosoles y que son habitualmente más de índole médico”. “Si bien en algún momento hubo algún paper que hablaba acerca de la posibilidad de que esta enfermedad en el ámbito de la comunidad también se transmite por vía de aerosoles no es lo más frecuente que podemos encontrar. Podría llegar a ocurrir, pero no es lo que habitualmente uno ve”, explica el médico que trabaja en el HIGA de Mar del Plata, es jefe de Infectología de la Clínica 25 de Mayo, docente de la Universidad FASTA y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Asimismo, Corral destaca las situaciones que implican mayor riesgo de contagio: “Hay variables que están claramente asociadas a un mayor riesgo. Esas variables tienen que ver con la posibilidad de estar en ambientes cerrados, poco ventilados y con una densidad de gente muy grande. Esas son situaciones que, por lo general, se producen más que nada en invierno, con las bajas temperaturas, cuando la gente tiene muchas más actividades dentro de sus hogares y mantienen las ventanas cerradas por una cuestión de la temperatura ambiente. En verano habitualmente predominan las actividades al aire libre y eso permite, de cierta manera, tener menor riesgo. También hay situaciones que tienen que ver con gritar, cantar o hablar en voz muy alta, que son situaciones que se sabe que pueden generar más macrogotas y eso es una situación de riesgo”.
Síntomas de la COVID-19 sostenidos en el tiempo
Sobre las formas en que los pacientes cursan la enfermedad, Corral refuerza la información conocida desde hace meses. “Se sabe desde febrero, cuando hubo una serie publicada por los chinos, que el 80 % son formas leves. Esta es una enfermedad viral respiratoria y la gran mayoría de los pacientes, ocho de cada diez, cursan su infección en forma leve y no deja ningún tipo de secuela. El 15 % aproximadamente requiere algún tipo de internación y un 5 % requiere internación en terapia intensiva”, comenta.
Respecto a la evolución de los pacientes que requieren internación, describe: “Entre el séptimo y el décimo son los días claves para evaluar la evolución de los pacientes. En ese momento, los pacientes que por lo general cursan su internación sin complicaciones, terminan su internación sin complicaciones. Y por lo general, si surge alguna complicación es en ese tiempo. Hemos visto en otros momentos. Pero los días más importantes son entre el séptimo y el décimo día, cuando lo que ocurre fundamentalmente como explicación fisiopatológica es que se desarrolla una cascada inflamatoria importante. Eso genera lo que se llama un síndrome de distrés respiratorio del adulto y genera una inflamación desmedida que produce un daño directo en los pulmones y puede afectar también a otros órganos y sistemas del cuerpo. Es por eso que surgen habitualmente las complicaciones que tienen que ver con mayor requerimiento de oxígeno”.
Además, Corral subraya que se observa “cada vez más frecuentemente” que “los que requieren internación, o incluso también las formas ambulatorias, posteriormente tienen alguna sintomatología después de su infección”. En este sentido, detalla: “Por ahora sabemos, en base a experiencias propias y también de publicaciones, que los pacientes cursan una enfermedad que tiene un período de transmisión y que posteriormente pueden llegar a seguir con síntomas, independientemente de que la infección ya pasó. Es decir, complicaciones posteriores a la infección por COVID, por eso se lo llama síndrome posCOVID. En realidad, no es algo que estuviera muy bien definido, pero son un montón de manifestaciones clínicas que pueden llegar a persistir durante varias semanas en los distintos pacientes. Inclusive hay algunas complicaciones que son muy graves. Uno las puede dividir según el aparato o el sistema que afecte: el respiratorio –como puede llegar a ser la fibrosis pulmonar o la hipertensión pulmonar–, el cardíaco –alguna complicación relacionada con algún tipo de arritmia–, neurológica o neuropsiquiátrica. O mismo sintomatología más común como el cansancio, la fatiga, la persistencia de falta de olfato, la persistencia de falta de gusto. Inclusive hemos visto pacientes con fiebre prolongada, más allá de las primeras dos, tres o cuatro semanas de haber tenido la infección”.
Por otra parte, el infectólogo explica lo que se conoce acerca de las reinfecciones: “Están acreditadas por distintos métodos científicos y sabemos que existen. Por ahora podemos decir que son poco frecuentes. Esto tiene bastantes explicaciones. Para hablar científicamente de una reinfección, uno tiene que hacer una amplificación genética y demostrar que el virus con el que el paciente tuvo la primera infección es diferente a la segunda cepa viral con la que tuvo la segunda infección. Es por eso que no son tests comercialmente disponibles, son muy caros y requieren de investigación básica. Sí tenemos un montón de casos que pueden llegar a ser sugerentes de reinfecciones sin tener la amplificación genética. Son cuadros respiratorios también, que cursan tal vez con anosmia y con disgeusia, y que por esta dificultad de amplificar al virus y no tener la primera cepa, no lo podemos acreditar. También tenemos una ventana de tiempo determinada, que habitualmente uno la toma en los primeros 90 días entre una infección y la otra para decir por lo menos que la sospecha clínica de que hubo una reinfección está presente”.
El SARS-CoV-2 y su rápida propagación
La epidemióloga Andrea Perinetti comenta las características de la propagación del coronavirus. “Tiene un período de incubación más largo que la gripe. La gripe, entre que ingresa el virus al organismo hasta que te enfermás, el período de incubación es muy corto. Ahora, este virus puede tener un período de incubación de entre 48 a 72 horas, e incluso menos frecuentemente un poquito más. En ese período tenés más chances de contagiar. Justo antes de que aparecen los síntomas, que pasás de estar espectacular a padecer un síntoma, el período presintomático es donde más se contagia. Después la proporción de asintomáticos, que es de la mitad o un poquito más, es enorme comparada con otros virus. Una persona asintomática es alguien que no tuvo nada, y son grandes contagiadores”, relata a Citecus Perinetti, quien tiene una maestría en Salud Pública y un magíster en Epidemiología en Salud Pública. Asimismo, es profesora de la materia Epidemiología Crítica, Social y Comunitaria en la Escuela Superior de Medicina de la UNMDP y es una de las profesionales que encabezan el Comité de Contigencias Sanitarias de la institución.
En relación a la rápida propagación del coronavirus SARS-CoV-2 a escala global, Perinetti recuerda: “Se vio que, en un inicio, la incidencia de casos y la mortalidad tuvo una curva exponencial. Eso quiere decir que de un día para otro el aumento de casos era tremendo. Cada vez mayor. No les dio tiempo a prepararse, les llegó en semanas. Luego, en mayor o menor velocidad, y en un mayor o menor tiempo, fue bajando. Esto fue multicausal, pero todas las causas no están claras. A medida que se fue dispersando, cada país fue haciendo su pico”. En cuanto a la llegada del virus a América Latina, la epidemióloga cuenta que “se podía tratar de que la curva de ascenso fuera un poco menos rápida, que es la pendiente, la curva más chata, lo que en Argentina se pudo lograr y en Mar del Plata se pudo lograr”. “Acá se alcanzó a preparar el sistema de salud, más allá de cualquier interpretación política o partidista. Se alcanzó a preparar en el país y en Mar del Plata. Pero una vez que viene, viene con todo”, afirma.
Por otra parte, Corral resalta cómo la COVID-19 ocupó la escena de las enfermedades respiratorias durante el invierno. “No hubo prácticamente casos de influenza, que es el virus de la gripe. Los únicos casos que hubo tuvieron que ver con gente que vino del continente europeo o Estados Unidos en los meses de febrero y los primeros días de marzo, casos importados. A partir de ahí, lo que predominó casi en el 100 % de los casos fue el coronavirus. Cayeron las tasas de neumonía, las tasas de infección respiratoria aguda grave (IRAG), y también cayeron las tasas de enfermedades tipo influenza. Nosotros en Argentina tenemos distintos nodos de vigilancia y, si se evalúan las tasas que tuvo con respecto a años anteriores, se ve que cayeron casi todas las tasas”, asegura.
¿Por qué predomina el coronavirus? Corral explica: “Fundamentalmente tiene que ver con la facilidad que tiene este virus de infectar a otras personas, el R0 (el número reproductivo básico). Esta es una enfermedad que se transmite mucho más fácil que otros virus respiratorios, por lo menos esa es la evidencia que tenemos hasta el día de hoy. Esa sería una de las explicaciones potenciales por las cuales, si bien cayeron las tasas que dije previamente, este virus predominó prácticamente en nuestra población en casi un 100 % de los casos”.
Mar del Plata en tiempos de COVID-19
Perinetti comenta cómo fueron los primeros meses de la pandemia en Mar del Plata. “Fue un lugar atípico. De hecho, se hablaba de una isla. Hubo casi 14 días con prácticamente ningún caso, en plena pandemia en el país. Nos mantuvimos en una curva prácticamente nula”, recuerda. Asimismo, remarca: “En todos los lugares, primero se contagia el equipo de salud y a partir de ahí se genera la dispersión. De ahí se engancha con los hogares de ancianos y de ahí se va derecho a los lugares vulnerables porque ellos no se pueden aislar, en un momento en el cual muchísima gente dependía del comedor y de la changa. Ese aislamiento absoluto tampoco se podía sostener en el tiempo. Después se abrieron algunas actividades. A medida que aumenta la circulación de las personas, aumenta la circulación del virus. Acá arrancó el crecimiento exponencial”.
En cuanto a la atención en los centros de salud, reconoce que en un período “estuvo recontra complicada”. “Hubo días en que había terapias que se cerraban, que no recibían pacientes. Hubo períodos en los cuales en la guardia del Interzonal, que fue cuando se trasladó el paciente en helicóptero, tenían tres personas con necesidad de respirador y haciéndoles apoyo en la guardia. Por suerte, uno se pudo trasladar y le dio la chance a los otros dos. En el sistema de salud, hubo días y hubo períodos en que no se podían internar y menos en terapia, en donde no había personal. Hubo períodos, pero no se estableció de manera permanente el colapso que se generó en otros lugares del país o del mundo”, explica.
En esta línea, Corral también cuenta cómo fueron las semanas más complicadas de la pandemia en Mar del Plata: “Estuvimos muy cerca de tener un colapso sanitario en términos de que no había más camas para internar pacientes en la sala general. Es decir, pacientes con patología grave que se internaban en sala general y requerían oxígeno. Hoy por hoy tenemos camas en unidades COVID que sobran. Es decir, hay camas libres que antes no había. Eran camas calientes. Se iba o fallecía un paciente y podía ingresar otro paciente. Y en última instancia, tenemos también camas disponibles en las terapias intensivas, que era un poco el cuello de botella de todo esto. Hay camas disponibles tanto en el ámbito público como en el ámbito privado. Yo trabajo en los dos lugares y esta situación, comparada con las últimas semanas del mes de septiembre y las primeras de octubre, realmente es diferente”.
Algunos indicadores
Según el parte diario oficial de la Municipalidad de General Pueyrredón, al domingo 20 de diciembre había en el partido un acumulado de 28.190 casos confirmados por COVID-19, de los cuales 2.001 eran casos activos, 25.138 estaban recuperados y 1.051 pacientes fallecieron. Ese día, se registraron 191 casos nuevos –y 154 recuperados– y, por octavo día consecutivo desde los 87 casos registrados el 12 de diciembre, aumentó el número de casos positivos diarios en Mar del Plata. En tanto, hacia el 20 de diciembre, según el reporte oficial de ese día, en Mar del Plata había 15 pacientes con COVID-19 internados en camas UTI, de los cuales 6 se encontraban con Asistencia Respiratoria Mecánica (ARM).
Asimismo, desde el Comité de Contingencias Sanitarias de la Escuela Superior de Medicina (ESM) de la UNMDP compartieron a este medio indicadores como la tasa de incidencia acumulada al 20 de diciembre. Esta tasa, que permite comparar entre distintos lugares, mide los casos en relación a la cantidad de población y se expresa cada 100.000 habitantes. Para el 20 de diciembre, la tasa de incidencia acumulada en el partido de General Pueyrredón era de 4.294 casos c/100.000 habitantes, mientras que la de la provincia de Buenos Aires era de 3.718 casos c/100.000 habitantes y la de Argentina era de 3.397 casos c/100.000 habitantes.
Además, según el Comité de Contingencias Sanitarias de la ESM, la tasa de mortalidad, que expresa la cantidad de fallecidos cada 1.000.000 de habitantes, al 20 de diciembre era de 1.601 fallecidos c/1.000.000 habitantes en el partido de General Pueyrredón, 1.233 fallecidos c/1.000.000 habitantes en la provincia de Buenos Aires y 922 fallecidos c/1.000.000 habitantes en el país.
Por otra parte, la tasa de letalidad expresa el porcentaje de personas fallecidas en relación al total de personas que han tenido la enfermedad. Según la sala de situación de la provincia de Buenos Aires, al 20 de diciembre la tasa de letalidad de la provincia era del 3,32 %, mientras que la de Mar del Plata era del 3,67 %. “La letalidad de Mar del Plata es muy similar a la de la Provincia. Es más alta que la del país, pero es un promedio. Es más adecuado que nos comparemos con la Provincia, no con Mendoza, Santa Fe o Córdoba”, indica Perinetti. Respecto a los valores de Mar del Plata, la epidemióloga señala: “Si el denominador es más chico, el número es más alto. Eso tiene mucho que ver con la capacidad de testeo. Por ejemplo, ha habido momentos que no hubo reactivos, momentos en los cuales la demanda superó la posibilidad de PCR”. Y destaca que “el subtesteo tiene mucho que ver con los recursos”.
Incremento de casos diarios en Mar del Plata y preocupación
En las últimas semanas, la tendencia en la situación epidemiológica en Mar del Plata cambió y aumentó el promedio diario de los casos positivos de coronavirus. En esta línea, Perinetti indica que “el aumento de casos en Mar del Plata ya es lo suficientemente sostenido en el tiempo para hablar de una tendencia y de un rebrote” y remarca que en “los primeros días de diciembre se produjo un amesetamiento del descenso y hace más de una semana los casos están aumentando de manera ininterrumpida”.
“En este momento, la tasa de incidencia acumulada del partido de General Pueyrredón es más alta que la de AMBA y la de CABA, que son unas de las más altas y, por supuesto, bastante más altas que la nacional. Entonces, esto claramente es un rebrote. Todavía no se puede hablar de una segunda ola porque hay que ver cómo sigue, pero por lo pronto sí hablamos de un rebrote”, asegura la epidemióloga.
En este marco, Perinetti habla de la preocupación en relación a las reuniones de fin de año. “Ahora lo que más preocupa es el inicio de las fiestas, un momento en el que sabemos que se van a reunir muchas personas y muy probablemente no guarden los recaudos adecuados”, sostiene y advierte: “Repercutir va a repercutir seguro porque se van a juntar las fiestas, el incremento de la temporada y todas las conductas sociales que son propias del verano”. Además, subraya que “son los más jóvenes los que en este momento se están exponiendo más. Los adultos mayores sí tienen mucho miedo y continúan aislados”.
Asimismo, Perinetti hace referencia al escenario epidemiológico que podría tener la ciudad en las próximas semanas. “Durante el verano claramente los casos van a seguir aumentando. La velocidad de incremento diario de casos nuevos va a seguir aumentando. Entre los carriles entre los cuales pueden discurrir un escenario más pesimista y uno más optimista, que es lo que te marca la pendiente de la curva, está todo el espectro de lo que son nuestras conductas sociales, masivas, y pueden ir variando. Esperemos que no se sature el sistema de salud y que se puedan cumplir con las normas preestablecidas en relación al ingreso de no residentes a Mar del Plata”, detalla.
Por su parte, Gonzalo Corral también describe el escenario actual: “Con respecto al número de casos en Mar del Plata está claro que hay una tendencia en alza. Aumentó el 25 % de una semana a la otra. Nosotros estamos viendo más pacientes de manera ambulatoria. La característica de los pacientes en general es que son pacientes jóvenes, sin factores de riesgo y con formas leves, como la segunda oleada que se produjo en los países del norte en los meses de verano. Respecto al tema de las camas, esto todavía no tiene traducción en mayor número de internaciones. Hay un claro descenso del número de pacientes internados en el mes de noviembre y se marca también en el mes de diciembre”.
A su vez, expresa su preocupación de cara a las próximas semanas. “Con respecto a la preocupación, claramente tiene que ver con la disminución de la adherencia a las medidas de aislamiento y las medidas que sabemos que cortan con la cadena de transmisión como el uso de tapabocas y el lavado de manos. Y la llegada de volúmenes importantes de turistas, que eso posiblemente atente contra la posibilidad de tener una temporada segura en términos de cantidad de diagnósticos. Si hay más diagnósticos, esto va acarrear mayor circulación comunitaria y en algún momento puede llegar a afectar a la gente que tiene mayor riesgo de desarrollar formas graves, que son los adultos mayores y gente con comorbilidades”, explica.
La segunda ola y la espera de las vacunas
Los especialistas coinciden que en el escenario actual, y con el antecedente de lo que ocurre en el Hemisferio Norte, la segunda ola llegará a América del Sur. Una serie de factores, como la llegada de la vacuna, las medidas preventivas tomadas por los gobiernos y la conciencia social en relación a los cuidados, influirán en las características de la curva de contagios.
“En esta misma situación, vamos a tener una segunda ola. Porque tenemos un espejo que son Europa y Estados Unidos. Con todas las herramientas y recursos que tienen, la están teniendo. Es inevitable que la vayamos a tener. Ahora, podemos llegar a tener una segunda ola enorme, gigante, un tsunami, o tener una segunda ola pequeña, que no tenga tanto impacto. Eso va tener que ver un poco con el comportamiento que tenga la gente y creo que, en gran medida, la accesibilidad de la gente a la vacunación va a tener un impacto directo sobre el tamaño de esta ola que estamos hablando”, adelanta Corral.
En relación a lo que ocurre en el Hemisferio Norte, Corral remarca que “la segunda oleada en Europa tiene una base piramidal en diagnósticos hechos en gente asintomática, sobre todo basada en una estrategia muy agresiva de testeos masivos”. En este marco, advierte: “Nosotros debemos ir a buscar a los pacientes. Tenemos que intentar tener mayor capacidad diagnóstica. Hay que trabajar muchísimo en eso porque esa es la única manera también de poder cortar la cadena epidemiológica. Si testeo, encuentro, y corto la cadena epidemiológica aislando los pacientes y frenando los contactos estrechos. Eso es muy importante. Es algo que las esferas de los distintos gobiernos, sea municipal, provincial o nacional, tienen que trabajar para lograr la mejor y la mayor cantidad de gente testeada en los próximos meses”.
Además, resalta que el no cumplimiento de “las mínimas medidas, con evidencia de que tienen un impacto en reducir la cadena epidemiológica, es riesgoso desde el punto de vista médico” dado que podría generar que “tengamos una segunda oleada tal vez un poco más precoz respecto a algunas estimaciones”.
“El barbijo hay que usarlo, el distanciamiento hay que tomarlo todo lo posible. Hay que estimular las actividades al aire libre y si tenemos una vacunación, no sé si masiva pero extensiva, seguramente va a tener un impacto directo sobre los nuevos casos en una eventual segunda oleada”, apunta Corral.
Por otro lado, Perinetti observa que “de una manera muy lineal, se hace mucho hincapié en que todo depende de que usemos el barbijo y nos lavemos las manos” y advierte que “siempre primero están las políticas de Estado y después vienen las conductas personales”. Además, subraya: “Si uno hace mucho hincapié en el cuidado personal, se termina culpabilizando y desatendiendo a la gente que no puede tener esos cuidados y eso es fundamental”.
Perinetti sostiene que la segunda ola “es esperable” y también destaca que en América del Sur entra en escena “cómo va a jugar la vacuna”. “Lo que se espera, como ocurrió en el resto del planeta, es que el número de casos vuelva a aumentar mucho. Lo lógico es que empeore”, indica.
En relación a la llegada de las vacunas, la epidemióloga avisa: “El creer que cuando venga la vacuna vamos a evitar la segunda ola es sentirnos especiales. No va a ser así. Todos los especialistas dicen que no va a ser así, que la vacuna no va a suplantar los cuidados de distanciamiento y protección personal”. “Se habla mucho de la eficacia, pero el tema va en la parte de distribución. No sólo la producción, el tema del transporte y la distribución”, agrega.
La pandemia tiene para rato. La segunda ola “es esperable” y la llegada de las vacunas, las políticas de salud pública y el no relajamiento de las medidas de cuidado serán importantes para que su impacto sea el menor posible.
Entre la atención sanitaria y la investigación
Además de su labor diaria como médico, Gonzalo Corral participa activamente de distintos proyectos de investigación. Por un lado, trabaja en un ensayo clínico con la droga colchicina, llevado adelante por Ensayos Clínicos de Latinoamérica (ECLA) de Rosario. El ensayo se realiza en pacientes que tienen formas graves de COVID-19 y cuenta con unos 600 pacientes enrolados en el país. Asimismo, forma parte de los estudios de dos protocolos de prevención. Uno es PREPARE-IT, que tiene enroladas 1.400 personas en Argentina. Corral señala que, en este estudio realizado en población general, “a una rama se le da omega 3 y a otra rama se le da placebo y se busca evaluar el efecto protector que tiene el omega 3 para evitar las infecciones por COVID”. El otro es un protocolo de prevención en personal de salud coordinado desde la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). El ensayo estudia la combinación de tenofovir alafenamida y emtricitabina versus placebo “para prevenir infecciones por COVID”. Además, es el investigador principal del ensayo clínico de una vacuna para prevenir la COVID-19 que se llevará a cabo desde esta semana en el Instituto de Investigaciones Clínicas (IIC) de Mar del Plata. Se trata de la fase 3 de la vacuna de CanSino.
Universidad, ciencia y comunidad
Andrea Perinetti es una de las coordinadoras del Comité de Contingencias Sanitarias de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que comenzó a funcionar a principios de abril. “La formación del equipo de trabajo fue espontánea. La cantidad de docentes y estudiantes que se presentaron como voluntarios fue masiva, incluso chicos que trabajaban, chicos y chicas a cargo de familias, chicas mamás. Se armaron equipos y empezamos a trabajar”, cuenta.
Dentro del comité se armaron distintos grupos. Uno se encargó del análisis epidemiológico de Mar del Plata y la zona. Otro trabajó de manera coordinada con los Comité Barriales de Emergencia y distintos movimientos sociales para realizar acciones preventivas en barrios populares. Otro de los equipos trabajó junto al Municipio para atender las residencias de ancianos. También hubo un equipo dedicado a la capacitación, e integrantes del comité trabajaron en el área de salud mental. Sobre el trabajo de su grupo, Perinetti relata: “Desde la parte de análisis epidemiológico nos conectamos rápidamente con ingenieros y grupos de investigación de ciencias exactas. Nos pusimos rápido a armar los modelos. Vamos por el séptimo, usamos los modelos SEIR. Los ingenieros son Luciano Velázquez y Gustavo Pereyra Irujo”.
Por otro lado, cuenta cómo fue la presencia de la universidad en los barrios. “El grupo de trabajo territorial rápidamente se vinculó con los Comités Barriales de Emergencia, merenderos, comedores, iglesias. Esto comenzó como una respuesta de los comités barriales, que ya estaban formados, porque tenían que distribuir la comida. Ahí pudimos entrar nosotros y empezamos con toda la cuestión del abordaje de la salud”, describe.