Del laboratorio y el aula a los medios, el biólogo es un apasionado por contar ciencia. En diálogo con Citecus, reflexiona sobre la importancia de esta actividad y habla de los diferentes formatos que explora para comunicar.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
En la radio, con un podcast, a través de un libro o con transmisiones en vivo por Twitch, Juan Manuel Carballeda ha encontrado los caminos para hacer una de las actividades que más lo apasionan: contar la ciencia. “La búsqueda es que el otro se sorprenda y entienda algo. Creo que es lo más lindo que hay”, afirma en diálogo con Citecus.
El comunicador de la ciencia visitó Mar del Plata en el marco de las Primeras Jornadas Interdisciplinarias de Literatura y Medicina, que se desarrollaron en el Torreón del Monje, donde presentó su libro Fiebre. Breve colección de epidemias (El gato y la caja, 2020). En esta publicación presenta un viaje por las grandes epidemias de la historia, como el cólera, la “gripe española”, la viruela, la poliomielitis, la peste negra, la malaria, y cierra con un segmento de eventos raros y un epílogo sobre coronavirus.
Con un tono fresco y humorístico, el autor cautivó a los asistentes a la charla en el Torreón del Monje con un repaso por distintas partes del libro y con el relato de anécdotas sin desperdicio que están presentes en las páginas de Fiebre.
La idea del libro surgió en plena pandemia, mientras llevaba adelante otro proyecto con el equipo de El gato y la caja: “Coronavirus | Breve Podcast de la pandemia”, cuyos episodios se publicaron en Spotify y Youtube entre marzo y diciembre de 2020. Sobre esa iniciativa sonora, resalta que la premisa fundamental era comunicar sin generar alarmas, sin alzar la voz y con información chequeada.
El mismo equipo que produjo el contenido del podcast emprendió el gran desafío de producir el libro desde la virtualidad, y el proceso de escritura y edición se desarrolló durante el segundo semestre de 2020. “Formamos un grupo de trabajo con el que pudimos tener mucha gimnasia de escritura con el podcast que hicimos en la pandemia. Ese creo que fue mi ejercicio de escritura más intenso”, recuerda Carballeda, doctor en Biología, investigador del CONICET y docente universitario.
Sobre la estructura del libro, el comunicador comenta: “La idea de los ocho capítulos viene del libro anterior (Breve atlas anecdótico de la ciencia, también editado por El gato y la caja). Yo me siento cómodo con escribir corto y de esa forma. Así que el estilo ya estaba elegido. Hubo que elegir los temas y fue un trabajo muy intenso, porque teníamos el podcast a la mañana y después toda la tarde la teníamos para escribir el libro”.
Si bien no forma del equipo estable, a lo largo de los años ha participado de distintos proyectos de El gato y la caja, y afirma que este grupo acierta en la manera de comunicar ciencia.
“Se puede contar eso que parece muy difícil, que es muy difícil, pero contarlo bien, y no habrá que diluirlo para contarlo. Creo que ese es el gran desafío de la comunicación de la ciencia. Contar algo igual que como se lo contarías al profesional que más sabe de eso. Hay formas de hacerlo. Si sacamos las palabras difíciles, si le ponemos un poco de onda, lo podemos hacer. Y no lo tenemos que diluir, que creo que es el peor pecado que tiene la comunicación de la ciencia. Diluir un concepto hasta que sea una casi nada que se entienda fácil, y eso me parece muy peligroso. Lo más interesante creo de esa fundación de El gato y la caja fue contar esas cosas sin diluir la información y así creo que empezó. Fue un proyecto que era una cuenta de Twitter, un blog donde se subían notas y empezó a crecer increíblemente. Hoy es un espacio de referencia muy interesante”, describe.
Su rol como comunicador científico
Cuando decidió estudiar una carrera científica no tenía en claro que le iba a gustar esa actividad y que iba a dedicarle buena parte de su tiempo. “Di mi primera charla en un congreso cuando era estudiante. Había un montón de gente muy grosa escuchando. Subí al escenario a hablar y me tropecé. Tuve que reírme de la situación, porque peor que eso no iba a ser nada. Me tropecé cuando di mi primera charla. Y en ese momento dije ´bueno, ya fue, si me tropecé en la primera charla, después ya puedo hacer cualquier cosa´. Y a partir de ahí cada vez fui comunicando más, y hoy comunicar es gran parte de mi actividad profesional”, reconoce.
Su interés por comunicar ciencia se combina con su inquietud por los formatos. “Desde que empecé a contar ciencia fui explorando muchos formatos. Empecé con columnas en radio, después libros, luego el podcast. Cada uno tiene su particularidad, su forma, sus reglas. También hace muchos años que uso Twitter”, indica.
En esta línea, Carballeda destaca: “A los formatos hay que respetarlos. Hay que tratar de consumirlos y después explorarlos. Creo que lo más cómodo siempre es la radio. La radio es una de las cosas más lindas que hizo la humanidad. Pero me llevo bien con otros formatos”.
En la actualidad, es uno de los integrantes del programa radial “Ciencia del fin del mundo”, que se emite por FM La Patriada –también se puede escuchar online y suben segmentos del programa a Spotify–. De esa experiencia nació el libro Ciencia del fin del mundo. Al sur del sur, que está en preventa desde el 5 de noviembre. En esta publicación, el equipo radial recopila algunas historias que contaron en el programa.
Para Carballeda, la comunicación de la ciencia es una responsabilidad y es necesaria para popularizar la ciencia. Asimismo, remarca que “la ciencia muchas veces es muy linda, también muchas veces es muy fea, y tenemos que comunicar eso”. Y continúa: “Tal vez muchas veces se peca en poner a la ciencia en un lugar de maravilla, hermoso e impoluto, y creo que es importante también sacar de ese lugar a la ciencia. Es importante contar ciencia, pero sin llevarla a un lugar raro. Ni a un lugar impoluto y perfecto, ni a un lugar donde sea todo lo contrario”.
Si bien realiza tareas de investigación científica y de docencia en el nivel universitario, Carballeda no imagina un escenario que lo tenga alejado de la comunicación de la ciencia. Para él, comunicar ciencia es una forma de pensar. Más allá de los formatos y las temáticas, en cada proyecto transmite su pasión por la actividad que lleva adelante. “Me apasiona hablar y contar, y trato de contagiar de alguna manera eso”, concluye.
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