La capacidad de volar largas distancias, un cuerpo grande y la inteligencia para resolver problemas y obtener recursos en nuevos ambientes han sido una combinación perfecta que ha hecho posible que estas aves se hayan propagado. Así lo afirma un estudio del CREAF y la Universidad de Washington en St. Louis (EE UU) que ha comprobado que la expansión global de los cuervos ha producido una enorme diversificación de más de 40 especies en 10 millones de años.
Los humanos, los cocodrilos y los cuervos tienen algo en común: se han expandido por todos los rincones del planeta. Desde Barcelona hasta Australia, a pesar de la enorme distancia, encontraremos grupos de animales comolechuzas, golondrinas, pavos, cuervos o humanos. Todos estos animales se encuentran tan lejos porque han sido capaces de colonizar el planeta en casi su totalidad. Pero, ¿qué hace que lo hayan podido hacer ellos mientras que otros grupos animales quedaron reducidos a pequeñas zonas del planeta?
Un trabajo coliderado entre la Universidad de Washington en St. Louis y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) se ha centrado en los cuervos para responder a esta pregunta. Una de las conclusiones del trabajo ha sido que los cuervos podrían haber colonizado el planeta gracias a su capacidad de volar largas distancias, a un cuerpo grande y por utilizar la inteligencia para resolver problemas y obtener nuevos recursos de cada ambiente.
Para los investigadores Daniel Sol y Joan Garcia-Porta, el primero también investigador del CSIC y el segundo ahora en el Departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la Universidad de Barcelona, estas tres características han coincidido de forma acertada en el grupo de los cuervos y les ha permitido llegar a lugares remotos, sobrevivir en ambientes de todo tipo y adaptarse a ellos con éxito.
¿Cuál ha sido la consecuencia de esa expansión global? Una excepcional diversificación. El estudio demuestra que los cuervos, a la vez que se esparcían por el mundo, producían especies nuevas a una velocidad exorbitante: más de 40 especies diferentes en solo diez millones de años, especies que cambiaban de tamaño del cuerpo y de forma del pico de modo que se adaptaban a nuevos ambientes.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo de investigación ha realizado un análisis exhaustivo de una multitud de rasgos ecológicamente relevantes: el tamaño de las alas, el volumen y forma del pico, las dimensiones del cuerpo y el tamaño del cerebro. Para ello, ha visitado museos de todo el mundo para medir y comparar esqueletos de muchas especies de córvidos , es decir, la familia de los cuervos que también incluye las grajillas, las urracas y los arrendajos, entre otras especies.
“Los museos de historia natural son lugares increíbles, verdaderos archivos de la biodiversidad. En poco espacio puedes ver y comparar multitud de especies diferentes, muchas de ellas provenientes de rincones lejanos del planeta”, explica Joan Garcia-Porta, miembro también del Institut de Recerca de la Biodiversitat (IRBio) de la UB.
En paralelo, también se ha rehecho el árbol filogenético de la familia de los córvidos con datos genéticos para incorporar las máximas especies posibles. Combinando filogenias y rasgos morfológicos se ha podido comprobar si estos rasgos, además de ayudar a colonizar el mundo, también aceleraban la creación de nuevas especies.
Máquinas de volar
Los resultados del estudio demuestran que los cuervos tienen unas alas relativamente más largas que el resto de córvidos y que tienen cuerpos de mayores tamaños. Esto les permite volar grandes distancias y una vez llegan a un sitio nuevo, ser competitivamente superiores. Ser buenos voladores también ayuda a que, por azar, se den desplazamientos a lugares remotos, lo que disminuye bruscamente el intercambio genético entre poblaciones y facilita la generación de nuevas especies.
A esto hay que sumar que cada nuevo lugar puede tener unas condiciones diferentes que el anterior, al que la especie se ha tenido que adaptar, modificando su morfología para cada nueva condición. Esto explica que, a medida que los cuervos se han expandido por el mundo, han ido aumentando el número de especies a gran velocidad, produciendo una enorme variación de tamaños de cuerpo y de formas de pico.
Inteligencia única
Un animal colonizador debe ser capaz de sobrevivir en nuevos ambientes seguramente muy diferentes a los de origen, desde zonas árticas a zonas desérticas. ¿Qué característica morfológica facilita ser más o menos capaz de adaptarse a un nuevo ambiente? El grupo de investigación de Daniel Sol lleva muchos años trabajando en esta pregunta y lo tienen muy claro: el tamaño del cerebro.
“La inteligencia en animales se demuestra cuando un individuo es capaz de solucionar retos y sobrepasar las limitaciones o desajustes que se dan cuando se cambia de ambiente. Esto implica tener un tamaño relativo de cerebro mayor, porque se ha demostrado que está relacionado con tener más capacidades cognitivas y mucha flexibilidad de comportamiento, una característica bien conocida de los cuervos”, comenta Daniel Sol.
Con esta premisa, el equipo midió el volumen de los sesos de más de 76 especies de cuervos y otros córvidos. Los resultados fueron los esperados, los cuervos tienen un tamaño relativo del cerebro mayor que el resto de córvidos. “El hecho de que tengan mayores tamaños de cerebro muestra que los cuervos podrían tener mayores capacidades cognitivas que el resto de córvidos, lo que les permite tener la adaptabilidad necesaria para ocupar ambientes tan diferentes como la tundra ártica y los desiertos australianos”, explica Joan Garcia-Porta.
Más de 3.000.0000 de observaciones
Los investigadores también quisieron comprobar si, efectivamente, los cuervos eran capaces de vivir en zonas climáticas donde no vive ningún otro córvido. Para ello extrajeron más de tres millones de observaciones de córvidos de la plataforma de ciencia ciudadana eBird. Esto daba información sobre el espacio climático donde vivían los cuervos (allí donde habían sido observados), y podían compararlo con el espacio climático del resto de córvidos.
Los resultados, una vez más, demostraron que los cuervos ocupaban un rango climático mucho más amplio que todos los córvidos juntos y que, aparte de replicar el espacio climático ocupado por otras especies de córvidos, llegan a zonas climáticas mucho más extremas donde ningún córvido puede sobrevivir.
“Los cuervos nos ofrecen una fantástica oportunidad para entender por qué ciertos organismos se expanden y diversifican por el planeta. Nosotros somos uno de estos organismos y, por tanto, entender los procesos de expansión global en otros grupos de animales quién sabe si podrían arrojar algo de luz sobre nuestro propio viaje alrededor del planeta”, concluye Joan Garcia-Porta.
Referencia:
Joan Garcia-Porta et al. «Niche expansion and adaptive divergence in the global radiation of crows and ravens«. Nature Communications