Elegido este año como uno de los tres mejores cirujanos del mundo menores de 45 años, Diego Fernández habló del reconocimiento, de las particularidades de su trabajo, de cómo fue su llegada al mundo de la medicina y de las actividades que realiza en paralelo a su profesión.
De niño quería ser bombero, años después quiso ser médico. En su camino hacia ese objetivo, descubrió la Cirugía General, especialidad que se convirtió en su horizonte. Su trayectoria por los diferentes niveles del sistema educativo fue en instituciones de gestión estatal. En Mar del Plata, concurrió a la Escuela Primaria N°27 y continuó sus estudios en el Colegio Nacional. Más tarde, viajó a Buenos Aires, donde cursó Medicina en la UBA, debido a que en Mar del Plata no estaba esta carrera.
Diego Fernández es Médico Cirujano General (UBA). Es especialista en trasplante hepático, en cirugía hepatobiliar-páncreas y en cirugía oncológica compleja. En la actualidad, es médico asociado en Cirugía General en el Hospital Italiano de Buenos Aires y jefe de Trasplante Hepático de la Clínica Privada Pueyrredón de Mar del Plata. Asimismo, preside la Fundación Mar del Plata Trasplante y es miembro de la Asociación de Cirujanos Jóvenes de Argentina.
Este año, Fernández recibió una distinción que lo tomó por sorpresa: el Colegio Americano de Cirugía lo eligió como uno de los tres mejores cirujanos del mundo menores de 45 años. La misma institución lo había seleccionado en 2017 como uno de los 15 mejores profesionales de la especialidad.
En diálogo con el programa “El verano menos pensado” (domingos de 11 a 14 por Radio Mitre Mar del Plata), el médico se mostró contento por la distinción y valoró el aporte de los equipos de trabajo: “Es parte de un grupo. Este reconocimiento no es un trabajo individual. Muchas veces el trabajo que hacemos es multidisciplinario. Trabajan muchas personas. Tenemos que trabajar en diferentes ámbitos”. Y añadió: “Claramente represento a la sociedad, a Mar del Plata, a Argentina, y ese reconocimiento es de grupo. Si bien está a mi nombre, no es algo personalizado, individual. Ha sido parte de todo un proceso. Hablamos de la educación primaria, de la secundaria, de la universidad. Hablamos de la situación hospitalaria, el Hospital Italiano es un hospital de comunidad”.
Asimismo, sostuvo que el reconocimiento “viene a colación de un montón de cosas: de la cirugía, del trabajo asistencial, de la fundación, del trabajo sobre la donación de órganos. Se metieron muchas cosas para hacerme esta selección”. Además, afirmó: “La primera vez, hace dos años, fue una sorpresa y una distinción que no me esperaba, y ésta mucho menos todavía”.
“Cuando a uno le pasan estas cosas, empieza a revisar el camino recorrido, y la verdad que fue largo y extenso”, recordó y remarcó que ese camino lo transitó “trabajando y haciendo con pasión y perseverancia lo que a uno le gusta”.
En relación a su trayectoria académica, detalló: “Primero decidí Medicina, después me interesó la cirugía durante la carrera. Entré en cirugía, hice toda la especialidad de Cirugía General. Después Cirugía Digestiva, Cirugía Oncológica y terminé haciendo también una especialización máxima de esta cirugía abdominal, trasplante hepático”.
En esta línea, también habló de sus primeras experiencias como profesional. “He trabajado y trabajo actualmente en el Hospital Italiano de Buenos Aires, un centro muy especializado en cirugía abdominal que hace muchas cosas de altísima complejidad, y entre ellas el trasplante hepático. Pertenezco al grupo desde hace muchos años. Ahí me abrieron las puertas y me dieron muchas responsabilidades en su momento, que eso también me hizo crecer como cirujano de trasplante, y nos permitió hacer un programa de trasplante acá en Mar del Plata. El 28 de noviembre cumplimos 9 años de haber hecho el primer trasplante hepático en Mar del Plata”, resaltó. Respecto a aquél hecho, destacó: “Mirando para atrás, marcó un hito, un cambio en la ciudad, porque hoy tenemos programa de trasplante hepático y programa de cirugías complejas y demás”.
En cuanto a las particularidades de su trabajo como cirujano, Fernández reconoció que “en esta profesión muchas veces uno sacrifica tiempo, familia, amigos por hacer lo que nos gusta” y agregó que está “tratando, en esta etapa de la vida, de poner un poco todo junto y hacerlo en comunidad”.
En tanto, sobre el perfil de los cirujanos, indicó que “muchas veces somos meticulosos, ordenados, obsesivos con las cosas que hacemos porque tenemos que trabajar así con el paciente para tener los mejores resultados”. En este sentido, comentó: “Es como jugar un partido de fútbol de alto rendimiento. Uno tiene que estar concentrado y se tiene que seguir entrenando. De hecho, ahora vengo de procesos en Estados Unidos donde todo esto está formando parte de la formación del cirujano y de la formación continua. Hay centro de entrenamiento en donde uno hace precalentamiento antes de ir a operar. Uno se pone en ritmo antes de entrar al quirófano”.
El médico subrayó que en esta especialidad tienen “cirugías que tardan hasta 12 y 14 horas”. “Muchas veces me preguntan: ´Pero ¿salís?, ¿hacés algo?, ¿comés en el medio?´ Y algunas la verdad que no. Son doce horas de corrido operando”, confesó.
Por otra parte, padre de un niño de 14 meses, Diego Fernández expresó cómo vive los momentos en familia: “Lo familiar es fantástico. Cuando uno tiene la posibilidad de distenderse en ese ámbito, sacarse todas las presiones, cambiar el chip de lo tensional y la preocupación. Por ejemplo, disfrutar con mi hijo y mi señora cuando llego, que nos tiramos al piso y jugamos con él. Eso me ha hecho muy bien, me distrae bastante, y en esos momentos me saca del foco de tensión”.
El marplatense también le da importancia al deporte y la actividad física como complemento en sus tiempos libres. “Eso me ayuda mucho en lo personal para relajarme un poco y sacarme las tensiones de las cirugías. Me gusta el running, un poco la natación y en lo recreativo de grupo me encanta y juego al fútbol”, dijo el cirujano.
En relación a cómo se desarrolla la actividad en el país, Fernández analizó que “si bien no tenemos todos los recursos, el 80 % o 90 % de lo que se hace afuera, que se tiene que hacer, se hace”.
Por último, se refirió al hecho de que las personas vivan con una buena calidad de vida tras una operación exitosa. “Eso es maravilloso. Cuando uno mira, ese resultado es muy gratificante. Y la gratitud recibida de la familia y de los pacientes también. A veces por las redes sociales me mandan mensajes pacientes de hace muchos años y ese recuerdo que nos dejan ellos para nosotros es muy importante. Y la alegría cuando las cosas salen bien es fantástica, pero también tenemos algunos que las cosas no salen bien y tenemos buenos mensajes que nos mandan, porque ellos también entienden que dimos todo, y la medicina tiene su límite. Lo importante en eso creo que es acompañar, ponernos del lado de ellos. Estar en los momentos difíciles también es importante para los médicos. Nosotros lo estamos, nuestro grupo es muy de eso”, explicó.
Alumno de escuelas estatales en Mar del Plata y de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Diego Fernández hoy es reconocido a nivel nacional e internacional por su trabajo como cirujano, y por sus acciones desde la Fundación Mar del Plata Trasplante y su participación en la difusión de la importancia de la donación de órganos.
En 2017, Diego Fernández participó como orador del evento TEDx Mar del Plata: