Entrevistas

Un gel de origen natural, la clave para generar telas antivirales

Investigadoras del CONICET trabajan en un material para inactivar el coronavirus en la ropa. Se trata de un polímero extraído de exoesqueletos de crustáceos. Vera Álvarez, una de las líderes del proyecto, cuenta en qué consiste este desarrollo.

 

Científicas argentinas lideran un proyecto para desarrollar un material de base polimérica que podría inactivar el virus SARS-CoV-2 en la ropa. El trabajo es llevado adelante por las investigadoras del CONICET Vera Álvarez (Universidad Nacional de Mar del Plata) y Verónica Lassalle (Universidad Nacional del Sur).

La investigación lleva el nombre “Desarrollo de geles, films y recubrimientos poliméricos para la elaboración de materiales de protección y de inactivación del COVID-19 de distintas superficies”. Se trata de uno de los 64 proyectos elegidos dentro de la convocatoria Unidad Coronavirus, impulsada por Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).

“El proyecto consiste en un material que recubre las telas, durante el proceso de fabricación, para que cuando el virus entra en contacto con esta tela directamente no pueda ni reproducirse ni contagiar. Queda inactivado”, sostuvo en diálogo con “El verano menos pensado” (domingos de 11 a 14 por Radio Mitre Mar del Plata) Vera Álvarez. Es doctora en Ciencia de Materiales, investigadora principal del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA) y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata. 

Respecto a las características de este material, Álvarez describió: “Es un polímero. Se extrae a partir de exoesqueletos de crustáceos. Tenemos muchos desechos en la industria pesquera en nuestro país, con lo cual también ayuda a reducir un residuo que contamina y darle valor agregado a un producto que hoy no lo tiene. Parece una gelatina. Por eso se lo llama gel. Ese gel es el que recubre la tela y es el que interactúa con el virus dejándolo inactivo porque son compatibles químicamente. Entonces, el virus, en lugar de quedar suelto, prefiere relacionarse con este material y, al relacionarse, no sabe que se queda inactivo. Lo engañamos”.

Asimismo, la ingeniera resaltó que se trata de una material que “tiene la capacidad de inactivar a muchos virus y bacterias” y su uso podría ser «importante para el sistema sanitario y el cuidado personal”.

El estudio se encuentra en fase de laboratorio y se han planificado las distintas etapas para los próximos meses. En esa línea, ya comenzaron a trabajar con la cooperativa textil Pigüé. “Esperamos poder tenerlo como producto en los próximos seis meses. A nivel de laboratorio va a estar listo en una semana. Pero como producto va a llevar unas etapas más”, reconoció y destacó que el producto tendrá que pasar pruebas de INTI textil y de la ANMAT.

Según la investigadora, el virus “dura entre 8 y 24 horas” en las telas. En una primera etapa, la idea es que el gel se impregne a la tela durante su producción, dado que “contempla todo lo que tiene que ver con telas que se usan en clínicas y hospitales, que es donde está la mayor fuente de contagio, y nos parecía que dar respuesta a eso es lo más urgente”. No obstante, agregó: “Varios nos han preguntado si no habrá posibilidad de generar un spray para que uno tenga en su casa para rociar la ropa antes de salir, por ejemplo. Esa idea sería en una segunda etapa”. Además, piensan probar el material en otras superficies.

Más de una decena de personas del CONICET, la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Universidad Nacional del Sur participan de este proyecto multidisciplinario, y otras colaboran en las distintas áreas del mismo. Además del INTEMA, participan profesionales del Instituto de Química del Sur (INQUISIR), del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Bahía Blanca (INIBIBB) y del INTI. “Además de haber gente de distintos lugares del país, y en distintos institutos o facultades, hay gente con distinta formación. Eso hace que la respuesta a una problemática sea mucho más global. Una desde su área por ahí ve alguna solución, pero se pierde algunos pedazos de áreas que no conoce”, reflexionó. 

Por último, Álvarez remarcó: “También hemos tenido la suerte de que mucha gente se contactó con ganas de ayudar, porque muchas veces lo que hace falta son más manos en el laboratorio, más mano de obra, más recursos humanos destinados al proyecto, y con gente interesada vamos a poder avanzar más rápido”.

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