La investigadora del INIDEP, Carla Berghoff, representó a la Argentina en la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas que se realizó a finales de junio en Lisboa (Portugal). En diálogo con Citecus cuenta su experiencia en este evento internacional, explica la problemática de la acidificación oceánica y describe las investigaciones que lleva adelante en Mar del Plata.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
Entre el 27 de junio y el 1º de julio, se realizó en Lisboa la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas, organizada en conjunto por Portugal y Kenia. El encuentro contó con la participación de más de 6.000 personas, de las cuales 24 eran jefes políticos y unas 2.000 representaron a la sociedad civil.
La investigadora del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), Carla Berghoff, fue una de las científicas que participó del encuentro que reunió a especialistas de todo el mundo que estudian temáticas vinculadas a los océanos. Su participación fue en su rol de codirectora de la Red Latinoamericana de Acidificación de los Océanos (Red LAOCA).
“Fue un orgullo representar a la Red LAOCA, que es por la que logré acceder a esa conferencia. También representar al país. En mi intervención de tres minutos en los que hablé sobre Argentina debo decir que estaba súper nerviosa, pero fue algo hermoso”, cuenta a Citecus Carla Berghoff, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora en el Programa Dinámica del Plancton Marino y el Cambio Climático del INIDEP.
Las investigaciones de Berghoff en el INIDEP se centran en relacionar la variabilidad temporal del sistema de los carbonatos y el rol del fitoplancton, y su impacto en la regulación del intercambio gaseoso aire-mar en el contexto de la acidificación oceánica en diferentes zonas del mar Argentino.
Sus charlas en la conferencia se produjeron en el marco de actividades de The International Alliance to Combat Ocean Acidification (OA Alliance), una coalición intergubernamental, a la cual Red LAOCA está adherida.
La científica argentina indica que había muchos eventos paralelos durante cada una de las cinco jornadas. Berghoff participó en varios de esos eventos. El 27 de junio formó parte del panel sobre “Financiamiento climático internacional para la adaptación y resiliencia de los océanos”. En tanto, el 29 de junio integró la charla “Tomar medidas para abordar la acidificación de los océanos e implementar el ODS 14.3”. Además, el mismo día asistió al evento “Ocean Acidification Research for Sustainability (OARS)”.
“En el que estuve más involucrada fue en el diálogo del 29 de junio, que estaba focalizado en desoxigenación, acidificación y calentamiento global. Luego se hizo un evento en el Altice Arena, donde se desarrolló la conferencia principal, en la cual nos involucramos varios científicos y algunos tomadores de decisiones en un espacio en el cual podíamos comentar sobre qué necesidades tenemos para abordar estas temáticas, en particular para el abordaje de la acidificación oceánica”, comenta la investigadora.
Sobre esa actividad, la integrante del INIDEP relata: “Teníamos tres minutos para exponer. Yo comenté cómo la Argentina se ensambla en distintos programas nacionales, regionales e internacionales para abogar sus estudios para minimizar la acidificación, que es una de las metas del ODS 14”.
El número 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propoe conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos. La tercera meta dentro de este objetivo insta a “minimizar y abordar los efectos de la acidificación de los océanos, incluso mediante una mayor cooperación científica a todos los niveles”. “Para eso, hay que estudiarla y comprenderla. Y se requiere colaboración a todos los niveles: de la sociedad, de los políticos y de los científicos. Así que, en ese marco, surgió la Red Mundial de Observación de la Acidificación de los Océanos (GOA-ON). Se empezó a recopilar toda la información. Y comenzó a haber bases de datos globales abiertas a toda la comunidad para empezar a intercambiar esa información”, narra.
El tono de la conferencia
Según la ONU, los líderes mundiales pidieron mayor ambición para lograr el abordaje del grave estado de los océanos y admitieron su preocupación por «la emergencia global a la que se enfrenta el mar». En esta línea, la ONU señala que los líderes reconocieron el fracaso colectivo en los objetivos en relación a los océanos y se comprometieron a tomar medidas urgentes.
«Entre los problemas a los que se enfrenta el océano están la erosión de las costas, la subida del nivel del mar, el calentamiento y acidificación de las aguas, la contaminación marina, la sobreexplotación de las poblaciones de peces y la disminución de la biodiversidad marina», enumera el sitio informativo de la ONU. Y resalta que la declaración del encuentro expresa la necesidad de «actuar con decisión y urgencia para mejorar la salud, la productividad, el uso sostenible y la resiliencia del océano y sus ecosistemas».
En este marco, los dirigentes políticos subrayaron el valor de las medidas innovadoras con base científica, junto a la cooperación internacional, para aportar soluciones a la problemática, indica la central de noticias del organismo.
¿Qué es la acidificación oceánica?
“A la acidificación oceánica se la llama la gemela malvada del cambio climático y se produce por nuestras emisiones de dióxido de carbono (CO₂). Nosotros, con las actividades humanas industriales, agrícolas y los viajes emitimos CO₂. El dióxido de carbono es uno de los gases de efecto invernadero que se emite a la atmósfera. Eso tiene como consecuencia principal el calentamiento global, que es uno de los fenómenos del cambio climático”, describe Berghoff.
En ese marco, la bióloga remarca que el océano es “el pulmón azul” y que absorbe el dióxido de carbono, es decir, lo retira de la atmósfera y, de ese modo, aminora un poco el calentamiento global.
“El mar naturalmente absorbe CO₂, pero ahora lo está absorbiendo en exceso y la consecuencia es que cambia la química del mar. Cuando el CO₂ ingresa al océano produce una serie de reacciones químicas que tienen como consecuencia, cuando se absorbe en exceso, la disminución del pH del océano. El pH es una escala de acidez. ¿Qué le está pasando al mar? El mar tiene un pH superior a 7, es decir, el mar es alcalino. Pero su pH está disminuyendo”, advierte la investigadora del INIDEP.
“Hace 200 años –continúa–, antes de la Revolución Industrial, los valores de pH promedio del agua del mar eran 8.5, 8.4, y ahora están en 8.1. Es decir, un valor de 0.3 inferior. No es poco. Porque la escala de pH es logarítmica. Un pequeño cambio representa un porcentaje grande de cambio de acidez. En los últimos 200 años, el pH ha disminuido un 26 %. Es un montón. Y eso produce que estén menos disponibles los iones carbonato, que son unas moléculas que son como los ladrillos de construcción que utilizan un montón de organismos para construir sus conchas y esqueletos: un caracol, un cangrejo, una vieira, un langostino o un erizo”.
En este sentido, remarca que también genera cambios asociados en otros organismos. “Se han visto fenómenos de muchos organismos que no solo no pueden calcificar y tener sus esqueletos, sino hasta algunos han demostrado que no encuentran su alimento, no se desarrollan bien”, agrega. Y sostiene que “es una de las problemáticas más grandes que enfrentan los océanos”.
Además, subraya que la acidificación oceánica “afecta no solo a los alimentos, que son de menor calidad porque los organismos calcificantes no son de buena calidad, sino que además afecta al turismo, a nuestras barreras de coral, a nuestros hábitats, y a todos los servicios y las economías vinculadas con los océanos”.
Estudios regionales
En Latinoamérica, la Red LAOCA se formó en diciembre de 2015. En la actualidad, este grupo está integrado por más de 70 investigadores e investigadoras. Berghoff es una de las integrantes desde su creación y actualmente se desempeña como codirectora hasta 2023.
“Cada país tiene su idiosincrasia, sus preocupaciones y sus avances. Pero el objetivo de la red es promover y hacer networking en los distintos países para que avancemos en los estudios de acidificación”, comenta.
Asimismo, destaca que “hay varios grupos dedicados al estudio del carbono, porque no es solo la acidificación, sino también la variabilidad que hay en las absorciones de dióxido de carbono en el mar”. Y añade: “Están los que estudian los efectos en los organismos y los que ven la variabilidad. Y obviamente en cada ecosistema es distinto”.
“No todo el mar reacciona de la misma manera ni las condiciones son iguales. En mar abierto, las condiciones son unas, en las costas son otras. Tenemos una gran variedad de ecosistemas desde los fiordos en el sur, las zonas tropicales en El Caribe, los glaciares, y tenemos zonas como las nuestras que son muy productivas con plataformas muy amplias que tienen otras circunstancias. O incluso Perú, que tiene muy vinculados los efectos del Niño y la Niña. Hay muchísimas cuestiones en el mundo, entonces, había que empezar a monitorear”, explica.
Estudios en Argentina
Los estudios pioneros en Argentina en materia de acidificación oceánica fueron realizados entre 2001 y 2006, cuando un grupo del Servicio de Hidrografía Naval hizo campañas que consistieron en recorrer la plataforma argentina, en el marco de un proyecto del Global Environment Facility (GEF). Según Beghoff, durante esas campañas en el mar Argentino, el equipo del SHN midió alcalinidad, carbono inorgánico y suelto, y pCO₂, que es la concentración de CO₂ que hay en el mar.
“El equipo de Alejandro Bianchi se dio cuenta de que nuestro mar anualmente absorbe mucho CO₂, pero presenta una gran variabilidad porque tenemos una plataforma muy extensa y muy variable. Y que las regiones costeras funcionan distinto, que a veces emitían CO₂, que a veces no eran lo suficientemente fuertes en absorción, pero había regiones particulares como es el talud, o ciertas regiones de la plataforma que son muy productivas, es decir, que hay mucho plancton, que se desarrolla mucha vida, que la biología era la responsable de capturar ese CO₂. Se publicaron varios trabajos sobre esas campañas, se generaron muchísimos datos. Y eso fue el puntapié”, detalla.
Berghoff comenzó a trabajar en la temática durante una beca posdoctoral con el grupo de Bianchi del SHN y con la investigadora Vivian Lutz en el INIDEP. En 2015, en el marco del Programa Dinámica del Plancton Marino y el Cambio Climático del INIDEP, empezaron las mediciones del sistema de los carbonatos como parte de las actividades del programa.
Una de las series se mide en la Estación Permanente de Estudios Ambientales (EPEA), ubicada frente a la costa de Miramar, donde profesionales del INIDEP realizan distintas mediciones desde hace 22 años casi con frecuencia mensual. La otra serie se mide en la sección Costal, es decir, en varios puntos desde la costa de Mar del Plata hasta el talud.
“Se incorporaron en series de tiempo ecológicas. ¿Qué son las series de tiempo ecológicas? Es ir y visitar un mismo lugar, como tomarle el pulso al mar. Es como hacerle un monitoreo extenso a un paciente. Nuestro grupo monitorea en estas series de tiempo que principalmente son dos, en el sector norte de la plataforma argentina”, puntualiza.
Y agrega: “Después se sumaron transectas costales. Tenemos una a la altura de Mar del Plata, una que atraviesa las afueras del Río de la Plata hacia el talud, y otra a la altura de Uruguay. Entonces, fuimos monitoreando el pulso al mar en esos lugares”.
En paralelo, en un área más cercana a la costa, también realizan mediciones que presentan una variabilidad distinta a las que se hacen en mar adentro. En ese contexto, en 2018 se impulsó el proyecto “El Veril del Banco de Afuera”, una iniciativa de ciencia ciudadana que combina esfuerzos en el monitoreo de la acidificación oceánica en el sector costero de Mar del Plata. Buzos deportivos colectan muestras y el equipo del INIDEP se encarga de analizarlas. Desde hace un año, todos los meses los buzos realizan salidas y aportan mediciones.
Además, con la incorporación del buque Víctor Angelescu, los científicos cuentan con un sistema automático de medición del dióxido de carbono tanto en el mar como en la interfase entre el mar y la atmósfera, con el propósito de analizar cómo es el intercambio de dióxido de carbono.
En los últimos años se sumó al equipo del INIDEP la investigadora del CONICET Lucía Epherra, quien viene del CENPAT de Puerto Madryn, donde estudiaba cómo respondían los erizos a posibles condiciones de acidificación oceánica. Actualmente, también hace monitoreo y mide en una serie de tiempo ecológica en la Patagonia.
“El cambio climático y la acidificación oceánica son procesos de largo plazo”, asegura Berghoff. En este sentido, la bióloga señala: “Estudiamos en series de tiempo a largo plazo y vemos qué está pasando en el ambiente, particularmente la temperatura, la salinidad, los nutrientes, y otras características biológicas que tiene el mar. Qué especies de plancton hay y ver cómo cambian, qué pasa con las abundancias y los tipos de plancton”.
En este marco, afirma que “se sabe que el cambio climático influye sobre esos organismos” y que “esos organismos son la base de la cadena alimenticia que sustenta el mar”. Además, recuerda que “el fitoplancton es responsable de capturar el dióxido de carbono que absorbe el mar y produce la mitad del oxígeno que respiramos”.
“Si seguimos emitiendo dióxido de carbono al ritmo en que lo estamos haciendo, se prevé que el mar se va a acidificar en un 130 %. Y no sabemos las consecuencias. Podemos empezar a preverlas. No es casual que el reporte del IPCC lo haya marcado como uno de los temas clave. Y la Conferencia de Naciones Unidas, que duró cinco días, y cada día tuvo un eje principal, uno de los días estuvo exclusivamente dedicado a acidificación, desoxigenación, y calentamiento global”, concluye.
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