La investigadora del IPSIBAT, Leticia Vivas, definió estos tipos de memoria y describió sus características.
Hay distintos tipos de memoria. No es lo mismo recordar un episodio del pasado que pensar en qué sabemos de determinadas palabras, ya sea que refieran a objetos o conceptos abstractos.
En diálogo con “El verano menos pensado” (domingo de 11 a 14 por Radio Mitre Mar del Plata), Leticia Vivas habló sobre esta temática muy vinculada a su campo de estudio. Leticia Vivas es doctora en Neuropsicología Clínica e investigadora adjunta de CONICET. Se desempeña en el Instituto de Psicología Básica, Aplicada y Tecnología (IPSIBAT), de CONICET Mar del Plata y la Universidad Nacional de Mar del Plata. Su área de investigación incluye el estudio del lenguaje y la memoria semántica.
Durante la entrevista, la especialista explicó las características de la memoria episódica y la memoria semántica. “La memoria episódica es aquella que nos permite recordar los eventos, los sucesos: ¿qué comí ayer, que tenía puesto, qué es lo que hice? Son sucesos que están situados en tiempo y espacio. Cuando se dice ‘tengo problemas de memoria’, la persona se refiere a la episódica”, definió Vivas.
Asimismo, en cuanto a los sucesos que son recordados, sostuvo: “No vas a recordar todo lo que viviste en tu vida. No tiene ningún sentido. A veces olvidar es necesario. Por eso, recordamos aquellas cosas que son más relevantes, que son más significativas, que se repiten más. Aquello que hiciste treinta veces lo recordás más que aquello que sucedió una sola vez y fue irrelevante”.
En ese marco, se refirió al proceso de codificación. “Codificar es darle como una vueltita de rosca. Por ejemplo, cuando querés acordarte un número, lo repetís y lo relacionás con algo. Te acordás que el 7 es como la edad que tiene tu sobrino, le ponés un poco de significado, y eso te ayuda a que lo guardes. Entonces, lo guardaste, pero hay veces que no lo podemos recuperar. Luego cuando se hace una evaluación neuropsicológica, se trata de descifrar esto, si la información se guardó o nunca se guardó. Si uno ayuda con algunas claves y esa información se recupera significa que estaba guardada. Entonces, el proceso de codificación no fue el que falló, fue el de recuperación. Ése es un punto bastante elemental que solemos usar para dar cuenta en qué lugar está el fallo en la memoria episódica”, explicó la investigadora del IPSIBAT.
Luego se ocupó de la memoria semántica: “Es la que nos permite almacenar el conocimiento, sobre todo de los objetos que conocemos. Que yo sepa qué es un micrófono, para qué sirve. Saber para qué sirve una silla y que entra en la categoría muebles. Todo ese conocimiento de objetos concretos y abstractos –por ejemplo, que yo sepa qué es democracia– está almacenado en mi memoria semántica. La memoria semántica tiene un aspecto común y uno individual. Si digo silla, vos estás pensando en algo más o menos parecido a lo que yo pensé, pero no idéntico. Si digo democracia, ni hablar. Cuando hablamos de conceptos abstractos entra a jugar mucho más la variabilidad interindividual”.
En relación a las investigaciones que realizan en el IPSIBAT, Vivas indicó: “Unas de las cosas que estudiamos son las comunalidades y las diferencias en la semántica. ¿Cuál es el núcleo? ¿Cuáles son los elementos que vos y yo pensamos cuando pensamos en silla y cuáles son los elementos diferentes?”.
Además, subrayó que la memoria semántica “también se puede afectar”, aunque “es menos común”. “Se enriquece más con la edad. Eso es lo bueno. Vamos sumando encuentros con el mundo, vamos sumando información sobre los objetos y sobre los conceptos a lo largo de la vida. Pero también hay algunas patologías que son mucho menos frecuentes donde se ve afectada la memoria semántica”, agregó.
Fallos en la memoria
Por otra parte, Vivas recordó que «el cerebro va envejeciendo desde muy temprano” y destacó que, ese marco, “hay fallos en evocar los nombres de las cosas que nos pasan permanentemente y desde muy jóvenes”. “Eso no es para preocuparse”, afirmó.
En tanto, también se refirió a la influencia del estrés. “Hay situaciones en que estamos muy estresados y eso sin duda genera un efecto deletéreo en nuestro funcionamiento cognitivo. Es momentáneo, depende cuánto dura la situación de estrés y el impacto que tenga en tu vida, pero se puede reparar”, relató. En ese sentido, explicó que a veces la persona “está con la cabeza en otra parte, no está prestando atención a lo que hace en su vida cotidiana, entonces no codifica esa información” y que luego “empieza a cometer errores y se preocupa porque nota esos errores y, a veces, estos se deben a una situación de estrés”.
“Si no prestás atención, ni siquiera pasó el primer filtro, ni llegó a lo que se llama memoria de trabajo. La información primero tiene que pasar un filtro atencional, luego ahí es consciente y ahí en espacio de memoria de trabajo es donde se codifica y se guarda. Hay distintos pasos”, añadió.