Investigadoras de la UNMdP y el CONICET estudian el comportamiento de estas aves rapaces y sus movimientos, y llevan adelante un proyecto que invita a la comunidad a participar mediante el avistaje de estos animales en toda la ciudad.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
Al mirar por la ventana o al abrir la puerta de nuestra casa, cada vez es más frecuente encontrarnos frente a un chimango sobre el cesto de basura, apoyado sobre un poste de cableado o volando por encima de nuestras cabezas en sus movimientos cotidianos. Lo que hace unas décadas podía ser una escena sorpresiva, hoy es una imagen común en el área urbana de Mar del Plata.
En ese marco, investigadoras del grupo de Aves Rapaces del Laboratorio de Vertebrados del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), del CONICET y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP, estudian desde hace más de una década a estas aves.
Desde 2012, las biólogas Laura Biondi y María Susana Bó comenzaron a anillar chimangos y otras aves rapaces de manera sistemática con el objetivo de evaluar los mecanismos de la plasticidad ecológica de la especie, en relación con el uso de ambientes modificados por el ser humano.
Con el correr de los años, se amplió el número de aves anilladas en áreas rurales, suburbanas y urbanas con el propósito de detectar diferencias en su fisiología y comportamiento según los ambientes utilizados y, de esta manera, comprender los movimientos de los chimangos dentro de la cuidad y a través de los diferentes ambientes.
Parte de esos trabajos forman parte del proyecto doctoral de Carla Paterlini, quien analiza el efecto del nivel de urbanización del ambiente en la salud y la fisiología del chimango.
“Estamos capturando y anillando chimangos con anillos metálicos y de distintos colores, según el sitio donde fueron capturados. El objetivo de este anillado es intentar conocer cómo son los movimientos y el uso de ambientes que estas aves realizan durante su vida”, cuenta a Citecus Carla Paterlini, licenciada en Ciencias Biológicas y becaria doctoral del CONICET en el IIMyC.
Una de las particularidades de este monitoreo es que incluye la participación de la comunidad mediante el avistaje de aves anilladas, lo que representa otro gran ejemplo de la combinación de esfuerzos entre investigación científica y ciencia ciudadana.
“Al re avistar a estas aves rapaces anilladas, comparamos el lugar donde se las anilló con el lugar donde se las volvió a ver con el fin de analizar sus movimientos. En este punto es donde la comunidad puede ayudar en el proyecto prestándonos sus ojos. Cualquier persona de Mar del Plata y localidades cercanas, seguramente al realizar actividades en su casa o al aire libre, observará algún chimango, y es ahí donde les pedimos que agudicen su vista y miren las patas para ver si tienen o no anillo”, detalla Paterlini.
De ese modo, desde el Laboratorio de Vertebrados del IIMyC convocan a la comunidad de Mar del Plata y alrededores a comunicarse con el grupo si observan chimangos anillados.
“Si somos más observadores, tendremos más posibilidades de volver a verlos. De esta forma, cuantos más reportes de avistajes tengamos, más y mejores conclusiones podremos realizar sobre los movimientos de estas aves. Por esto último, es muy importante la ayuda que nos puedan brindar las personas que habitan la ciudad”, comenta la bióloga.
El rol del chimango en los ecosistemas
El chimango (Milvago chimango) es el ave rapaz más abundante en el centro y sur del país. Su distribución también se extiende hasta Uruguay, Paraguay, Chile y el sur de Brasil y de Bolivia, y se los puede encontrar en diversidad de ambientes. Como todas las aves rapaces, los chimangos son depredadores tope, es decir, ocupan el escalón más alto de la cadena trófica. Se caracterizan por tener garras y pico en forma de gancho, el cual utilizan para prensar a su presa y desgarrar el alimento.
“Su dieta es generalista y con una conducta de caza oportunista. Puede alimentarse de invertebrados, pequeños vertebrados, carroña, y actualmente son capaces de aprovechar recursos de origen antropogénicos, como los residuos domiciliarios”, describe Paterlini.
Asimismo, según la especialista, los chimangos son aves que se reproducen entre los meses de septiembre y marzo, suelen poner entre dos y tres huevos, y ambos padres cuidan del nido y de las crías.
“Dado el rol que la especie tiene en el ecosistema al consumir especies plaga, especies que constituyen vectores de enfermedades, así como también al consumir carroña, es importante que todos colaboremos en su conservación. Para ello debemos evitar su persecución y captura o matanza, y no alterar los sitios donde se encuentran nidificando”, destaca la bióloga.
Los chimangos como parte del paisaje urbano marplatense
Los chimangos son las principales aves rapaces que habitan el área urbana y suburbana de Mar del Plata y, según las investigadoras del Laboratorio de Vertebrados del IIMyC, en las últimas décadas se ha detectado un aumento poblacional de la especie en la ciudad y la zona.
“Aunque no hay datos precisos sobre esto, el aumento de avistajes de chimangos en la ciudad de Mar del Plata data al menos desde 2001, pero no es hasta hace aproximadamente diez años cuando la especie comienza a ser mucho más notoria para los ciudadanos marplatenses debido a su importante crecimiento poblacional”, explica a Citecus Laura Biondi, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET en el IIMyC.
En esta línea, Biondi resalta: “Esto sigue un patrón que ocurre a nivel mundial con muchas especies de animales silvestres y con las aves rapaces en particular, y se correlaciona con la disminución de las áreas naturales y con el aumento en la intensidad del proceso de urbanización”.
Respecto a la presencia del chimango en Mar del Plata, la especialista sostiene que en la actualidad utiliza todos los espacios de la ciudad. Y agrega que “las mayores densidades de esta especie las podemos encontrar en áreas residenciales, sobre la costa –asociados, por ejemplo, a las actividades de pesca y recreación–, en lugares donde los microbasurales son más frecuentes, o incluso en el propio predio de disposición final de residuos de la ciudad”.
Los habitantes de Mar del Plata y alrededores pueden participar de la iniciativa de ciencia ciudadana que realiza este grupo mediante el avistaje de chimangos en la ciudad. Pueden informar dónde vieron el ave y de qué color es el anillo que lleva en una de sus patas, y aportar imágenes sobre el avistaje. Para ello, pueden escribir al teléfono de contacto: 223 3018417.
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