La física Denise Sciammarella, quien es cantante de tango y dedicó diez años de su carrera científica al estudio de la voz, explica cómo es el mecanismo físico que permite que se produzca el canto y describe algunas características de este proceso.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
Los concursos de TV musicales han copado las pantallas argentinas en los últimos meses: el exitoso ciclo “La Voz Argentina” finalizó el pasado 12 de septiembre y por estos días se emiten nuevos formatos para la televisión nacional como “Canta Conmigo Ahora” y “¿Quién es la máscara?” –en este último cantan famosos escondidos en llamativos disfraces–.
Ante la abundancia de ciclos y certámenes de canto en la TV, y la participación de personas con timbres de voces y estilos musicales diferentes, surgen preguntas: ¿cómo se produce el canto? ¿En qué difiere el canto del habla?
“La producción de la voz hablada o cantada es el resultado de un proceso físico de interacción fluido-estructura del cual tenemos un control indirecto. Resulta de la interacción entre un fluido, el aire, y la vibración de estructuras”, cuenta a Citecus Denise Sciammarella, doctora en Ciencias Físicas, directora adjunta del Instituto Franco-Argentino para el Estudio del Clima y sus impactos (IFAECI) e investigadora del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia.
La científica nacida en Mar del Plata –aunque vivió apenas un par de años en la ciudad– destaca que el ser humano controla la presión de aire de los pulmones, la tensión de las cuerdas vocales y que se ponen a vibrar de manera autosostenida por acción del aire. También resalta que las personas controlan la disposición del tracto vocal que actúa como caja de resonancia.
“Variando la disposición del tracto y los articuladores, es posible variar el tipo de sonido producido que da lugar a las distintas vocales y consonantes voceadas, como la /m/. En las consonantes no voceadas, como la /s/, también ocurre un proceso de interacción fluido-estructura, pero sin que las cuerdas vocales entren en vibración autosostenida –se denominan sonidos no voceados–. Los sonidos que percibimos son el resultado de una perturbación producida por este proceso que se propaga a través del aire”, detalla.
En esta línea, Sciammarella describe: “El principio físico fundamental en el canto no difiere esencialmente del del habla. Sigue siendo un proceso de interacción fluido-estructura. Pero el hecho de explorar notas más agudas o graves, de lograr más o menos volumen en la dinámica del canto, etc., hace que el sistema adopte distintos mecanismos laríngeos, que distinguen lo que los cantantes llaman voz de pecho o voz de cabeza”.
“Para producir notas más agudas, por ejemplo, las cuerdas vocales pueden adaptarse de modo tal que no toda la cuerda participe de la vibración”, ejemplifica la física, que dedicó diez años de su carrera científica al estudio de la voz como un proceso fluidodinámico.
De hecho, durante su tesis doctoral desarrolló el método BRAHMA –que lleva el nombre de la divinidad hindú–, el cual está basado en la topología, una rama de la matemática que, aplicada a sistemas dinámicos, permite abordar temas muy variados que van desde la voz al clima, dice la investigadora. Ese método lo aplicaron por primera vez a la voz a finales de la década del 90. Más tarde, en Francia y con la colaboración de la Facultad de Ingeniería de la UBA, realizó en equipo la primera medición 4D (tres dimensiones de espacio más el tiempo) del jet glotal emergiendo de una maqueta auto-oscilante de las cuerdas vocales. Ese trabajo reveló nuevos detalles sobre el comportamiento del aire.
El canto en el ser humano
Sciammarella subraya que “lo que transforma a la voz en canto es una búsqueda estética, que en ocasiones se inscribe en culturas vocales muy distintas a través del mundo”. En esa línea, remarca que “en algunas el contraste funciona como una ornamentación o un estilo”, mientras que “en otras se busca lo contrario y es la homogeneidad del timbre el desiderátum”.
“El canto puede estar en una canción pero también en un pregón. La distinción puede ser borrosa, porque uno podría incluso buscar expresamente un canto que se asimile al habla, como ocurre a veces en el tango”, aclara Sciammarella, quien además es cantante de tango y es la líder de la Orquesta Sciammarella Tango, conformada por mujeres de diferentes países. Asimismo, la científica participa junto a su formación de un episodio de la serie documental Impulso Sonoro, transmitida por Canal Encuentro.
Se sabe que algunos animales se expresan mediante sonidos y hasta producen música, como algunas aves y mamíferos marinos. Al igual que esos animales, los seres humanos cantan a partir del uso de su aparato fonador.

“Nuestro sistema fonador es único, como lo es nuestra huella digital”, asegura Sciammarella. Y continúa: “Todos tenemos cuerdas vocales, resonadores y articuladores de tamaños y formas diferentes”.
“Existen, no obstante, estrategias bien estudiadas, especialmente en el canto académico occidental, para lograr un resultado sonoro determinado. Las voces femeninas y masculinas se distinguen por la constitución física y, por ende, las estrategias no serán exactamente las mismas. Esto resulta evidente al observar los fonetogramas. Estos diagramas ilustran el vínculo fisiológico intrínseco entre frecuencia fundamental e intensidad vocal. Un barítono usa el mecanismo laríngeo llamado M1 y raramente recurre al mecanismo M2, mientras que en un soprano el mecanismo M2 es el que se usa principalmente”, agrega.
Respecto a las variaciones en la voz, por ejemplo el canto de distintas notas musicales o el canto de notas más agudas o más graves, Sciammarella comenta que “esas variaciones tienen que ver con el modo en que el sistema se adapta a la necesidad de producir un sonido de ciertas características particulares” y afirma que “el control de estas variantes es muchas veces indirecto, razón por la cual dominar estas estrategias es el resultado de un aprendizaje, que asocia ciertas sensaciones físicas con tal o cual efecto sonoro”.
Por otra parte, diferencia el canto del habla en algunas enfermedades: “En casos de pérdida del habla por ataques cerebrales o afecciones neurológicas en personas, se ha demostrado que el canto es especial, y esto ha dado lugar a terapias de entonación musical que en algunos casos permiten, sorprendentemente, recuperar el habla perdida”.
“Algunos enfermos de Alzheimer, que solamente pueden balbucear para comunicarse, aún pueden cantar –el canto acompaña al enfermo cuando el habla lo ha abandonado–. Y esto es porque el canto estimula zonas del cerebro que no interactúan cuando la persona habla. Nuestras cuerdas vocales cantan silenciosamente vibrando al compás del canto ajeno y, en este sentido, es posible pensar al canto como un fenómeno mucho más amplio y poderoso que lo que ocurre en la física del sistema fonador”, concluye Sciammarella.
Episodio de la serie documental Impulso sonoro en el que participa Denise Sciammarella
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