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Exploración sísmica: “Muchos estudios confirmaron que hay efectos significativos en la fauna”

ballena franca austral

En el mar Argentino, a más de 300 km frente a las costas de Mar del Plata, se intenta llevar adelante una campaña de adquisición sísmica con el objetivo de buscar petróleo y gas offshore en el lecho marino. El biólogo Diego Rodríguez, uno de los científicos que participó de la elaboración del protocolo de mitigación de esta actividad, describe el impacto que tiene la adquisición sísmica sobre la fauna marina y cuenta de qué manera debería realizarse en caso de aprobarse la campaña.

 

Por Agustín Casa

Sobre el epílogo de 2021, el 30 de diciembre, el Gobierno Nacional autorizó a la empresa Equinor a realizar exploración sísmica en el mar Argentino, frente a las costas de Mar del Plata. Esta etapa de exploración es impulsada con la idea de, en caso de encontrar el recurso, la potencial explotación offshore de petróleo y gas.

La actividad fue autorizada en la cuenca argentina norte en dos bloques denominados CAN 108 y CAN 114. De llevarse a cabo, una de las zonas donde se realizarán esas tareas de adquisición sísmica se encuentra a unos 307 km de la costa marplatense.

La noticia de la autorización generó una rápida repercusión y organizaciones ambientalistas, instituciones científicas, y vecinos y vecinas de Mar del Plata y otras ciudades costeras se expresaron en contra de la actividad, y se comenzaron a organizar marchas.

El 12 de enero, el intendente de General Pueyrredon, Guillermo Montenegro, presentó un recurso de amparo para declarar la nulidad de la resolución que permite la exploración petrolera en el mar Argentino. A partir de ese amparo, dos realizados por grupos ambientalistas y otro por la Casa del Trabajador, el 11 de febrero la Justicia dictó una medida cautelar que suspendió la actividad. A principios de junio, la Justicia ordenó a Nación a llevar adelante una nueva Declaración de Impacto Ambiental.

A seis meses de la autorización del Gobierno argentino, distintos actores han expresado su opinión respecto a esta actividad. El 30 de mayo comenzó en el Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon una audiencia pública consultiva cuyo propósito fue intercambiar saberes y perspectivas con respecto a la exploración para la búsqueda de hidrocarburos en el mar Argentino. De la misma participaron cerca de 660 oradores, entre representantes de diversas instituciones y particulares.

¿Qué es la exploración sísmica?

Es una etapa mediante la cual se realiza la búsqueda de petróleo y gas offshore en el lecho marino. Esta exploración se lleva adelante mediante la técnica de adquisición sísmica.

“La adquisición sísmica consiste en enviar un sonido que está orientado 90 grados hacia el fondo. Ese sonido impacta en el fondo, en el subsuelo, y produce un rebote. Y ese rebote es escuchado por el mismo buque. En función de la escucha de las características del rebote es que los geofísicos, geólogos e ingenieros en petróleo pueden identificar o no la existencia de estos yacimientos”, explica a Citecus Diego Rodríguez, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y profesor de la UNMdP.

El biólogo marplatense cuenta que esos sonidos son generados por unos instrumentos conocidos como cañones, que describe como “una serie de tuberías que envían aire comprimido cada ocho o diez segundos” y detalla que “tienen unas tiras largas, que pueden llegar a tener casi 10 km, con hidrófonos que escuchan el eco de esos sonidos, y son los que permiten hacer posteriormente la evaluación”.

Rodríguez subraya que la técnica de adquisición sísmica se utiliza en el país desde hace décadas y reconoce que “una de las cosas que nuestro país no hizo fue estudios que indiquen el impacto que tienen. En otros lugares del mundo ocurren los impactos y es muy probable que aquí ocurra también”.

En paralelo, el especialista aclara que la fase de exploración no implica de por sí la explotación del recurso. “Una vez obtenido ese conocimiento, viene toda una etapa de desarrollo, de evaluación si realmente se va o no a terminar en una explotación, que es una etapa bastante posterior, y no siempre la exploración deviene en información que garantice que esos yacimientos pueden ser explotados”, indica.

Asimismo, Rodríguez destaca: “El proceso de adquisición es en tres períodos de cuatro, cuatro y cinco años. Son trece años de trabajo antes de que termine. Eso no significa que está permanentemente, pero estamos hablando que no antes de eso se pasaría a la etapa de explotación”.

La autorización para realizar la búsqueda de hidrocarburos en el mar argentino comprende la cuenca argentina norte y la cuenca austral. En este sentido, el investigador remarca que la cuenca argentina norte es un área al este de la plataforma externa y el talud.

¿Cuál es el impacto de la exploración sísmica sobre la fauna marina?

El director del grupo “Biología, Ecología y Conservación de Mamíferos Marinos” del IIMyC, perteneciente al CONICET y la UNMdP, afirma que hay evidencia científica sobre los impactos que tiene este tipo de práctica en la fauna marina. “Hay muchos estudios que confirmaron que hay efectos significativos en la fauna por utilizar esta técnica. Hay una revisión que se hizo hace poco y plantea que aproximadamente el 75 % de los estudios encuentran cambios significativos en los animales”, subraya Rodríguez.

En esta línea, el especialista detalla: “Estos cambios pueden ser comportamentales, por ejemplo evasión –que los animales se muevan del área–, cambios en la presencia o ausencia en el caso de que los animales abandonen el área, pueden ser algunos efectos físicos que tengan que ver con la física de la audición, que tengan que ver con aspectos fisiológicos –por ejemplo, esto ocurre bastante en invertebrados, que produzcan algún tipo de hormona en respuesta a ese estrés acústico–. También algunos efectos demográficos, que haya un freno o una disminución en la reproducción. Eso también se da en peces. Lo que sí, no hay estudios, al menos en mamíferos marinos, que hayan corroborado que los animales mueren por accionar de la adquisición acústica”.

Según el investigador, estos impactos afectan a numerosos grupos de especies marinas, como cetáceos, pinnípedos, peces e invertebrados. “Más del 80 % de los estudios indican que hay algún impacto significativo. Eso no significa que termine en la muerte. Pero hay impactos en el comportamiento, en la presencia, en la fisiología, en la demografía, o sea, si hay algunos efectos reproductivos y demás. No se puede decir bajo ningún punto de vista que estas técnicas no tengan impacto en la fauna porque está demostrado que sí lo tienen”, sostiene.

Los procesos de adquisición acústica también afectan a las aves marinas. Al respecto, Rodríguez resalta: “En aves ocurre lo mismo. Las aves están un poco menos estudiadas porque tienen menos fracción de su comportamiento en el agua, salvo las aves buceadoras. En general, hay procesos de evasión. El comportamiento más común de todos es la evasión. O sea, que los animales evaden el lugar”.

En relación a los impactos sonoros en el mar, el biólogo comenta que hay impactos sonoros de tres orígenes. “El primero es la sísmica, pero también está la generación de estructuras –por ejemplo, todas las estructuras costeras que conocemos, puertos y demás– y la tercera es el tráfico de navíos”, indica y agrega: “En el mar del Norte, el golfo de México, el norte de Australia, y el nordeste de Brasil, la sísmica es el sonido humano predominante. Pero en otros mares del mundo es el transporte, como en el Mediterráneo o en algunos lugares del Atlántico Norte”.

“Todos los estudios indican que estas fuentes de sonido son también estresantes para los animales –continúa–, y en algunos casos el porcentaje de estudios que indican que hay efectos significativos son mayores que para la sísmica. Estamos hablando por ahí arriba del 80 % de los estudios que dicen que hay cambios. Entonces, tenemos que entender esto en una sinergia, en una suma de efectos”, apunta.

Un protocolo para la mitigación de la actividad

Convocado por la Secretaría de Energía en 2019, Rodríguez fue uno de los científicos argentinos que trabajó en la elaboración del protocolo de mitigación de la adquisición sísmica –denominado “Protocolo para la implementación del monitoreo de fauna marina en prospecciones sísmicas”– junto a otros especialistas en mamíferos marinos y en aves.

En ese protocolo, trabajaron en los procedimientos que deberían llevarse a cabo para reducir el impacto de los proyectos de adquisición sísmica en el mar Argentino.

“Planteamos un protocolo bastante similar al de IBAMA en Brasil, que es el más estricto de todos. Principalmente, el área de exclusión es el doble que lo normal, que son 500 metros. También se puso como obligatorio el monitoreo acústico. O sea, escuchar a los animales, que antes no era obligatorio”, resalta.

En la misma línea, el biólogo cuenta que en este protocolo propusieron “un área de exclusión en derredor del buque de unos 1.000 metros alrededor” y remarca que “cuando el buque sísmico va trabajando, si un animal entra en un radio de 1.000 metros alrededor del barco, inmediatamente tiene que frenar todo sonido”.

Asimismo, Rodríguez indica que en el protocolo incluyeron la presencia de observadores visuales y acústicos mientras se desarrolla una campaña de exploración sísmica.

“Cuando el barco está operando, tiene que tener dos o tres observadores visuales, que estén permanentemente mirando en derredor del buque para ver si aparecen animales, y un grupo de observadores acústicos. O sea, un grupo que tiene hidrófonos que permiten identificar el sonido de los animales. Usualmente los animales se escuchan más de lo que se ven. Y cuando estamos en períodos de oscuridad, no se pueden ver”, detalla.

En cuanto a los observadores acústicos, el investigador destaca que deberían trabajar las 24 horas del día y utilizarían un software que filtra el sonido y les permite identificar qué especie, por ejemplo de delfín o de ballena, está produciendo el sonido y a qué distancia aproximada se encuentra.

“Cuando un animal ingresa –al área de exclusión– o se escuchan sonidos, inmediatamente el buque tiene que frenar la actividad sonora hasta tanto los animales no estén en cercanías del buque. Una vez que ocurre esto, cuando ya los animales no están en derredor del buque, se inicia lo que se llama un arranque suave. El barco no puede empezar nuevamente a operar el sonido a máxima potencia, sino gradualmente por un período de más o menos treinta minutos. Se llama arranque suave, para permitir que los animales puedan irse del área si quedaran en una zona de más de 1.000 metros, pero en una zona cercana”, explica sobre el procedimiento que se debería implementar.

A su vez, el biólogo advierte que “este protocolo está orientado a mitigar los efectos en ese momento, in situ, para evitar el contacto directo entre un buque sísmico y animales. Hay otras medidas que deben hacerse, que es coordinar entre los distintos proyectos de sísmica, para que no estén trabajando todos en la misma zona, en el mismo lugar, y eso sí multiplique los efectos”.

En tanto, reconoce: “Es importante la intervención del Ministerio de Ambiente. Hasta ahora, todas estas exploraciones, estas actividades, estaban restringidas a la Secretaría de Energía. Entonces, lo que están poniendo estas medidas es un estándar ambiental más alto de lo que se tenía, porque tenés que tener un plan de gestión ambiental y toda una serie de cuestiones que son técnicas. Se hizo una resolución específica para todo el plan de gestión ambiental para exploración y explotación de hidrocarburos en el mar. Eso es muy importante. Argentina no la tenía”.

¿Qué se sabe de la zona donde se proyecta llevar adelante la exploración?

La cuenca argentina norte es una planicie abisal que se ubica más al este de la plataforma externa y el talud. “La zona del talud es la zona esencial del movimiento de la corriente de Malvinas. Es una zona extremadamente energética y muy estudiada por la Argentina desde el punto de vista oceanográfico. Pero, a diferencia de ello, es muy poco conocida desde el punto de vista biológico”, confiesa Rodríguez.

Al mismo tiempo, cuenta cómo es el movimiento de animales como la ballena franca austral, declarada monumento natural nacional, categoría utilizada para impulsar su protección.

“Las ballenas francas no tienen rutas como otras especies. Tienen trayectorias individuales. Durante la primavera y principios del verano, las ballenas francas se concentran en zonas para reproducirse. La más conocida es la de la península Valdés y la segunda zona reproductiva está en la isla Santa Catarina, en Florianópolis, Brasil. Se concentran en primavera y verano para reproducirse y luego se dispersan para alimentarse. Es decir, no hay áreas de alimentación concentradas como las de reproducción. No hay una zona equiparable a la península Valdés en mar abierto en donde todos los animales estén comiendo. Esto no ocurre. Se dispersan”, explica.

Respecto a las áreas de dispersión de estos mamíferos marinos, Rodríguez señala: “Las grandes áreas de dispersión de las ballenas francas son, por un lado, toda la banda de aguas subantárticas, el norte de las islas Georgias del Sur, por ejemplo. Toda esa banda que va entre Sudáfrica y Sudamérica. La segunda es lo que se llama la cuenca argentina, esta gran planicie abisal que hay fuera del talud continental. Y la tercera, en menor medida, la plataforma continental patagónica. La zona del talud no es una zona en donde vayas a encontrar decenas de animales alimentándose en una zona muy chica. Tienen tendencia a dispersarse. Hay que sacarse un poco esa idea de la ruta migratoria como la autopista General Paz, con los animales para un lado o hacia el otro. Eso no ocurre en términos generales. No ocurre con la mayoría de las ballenas”.

¿Cuál es el impacto de la explotación de hidrocarburos en el mar?

En el caso de que se lleve a cabo la exploración sísmica, y el resultado de ello derive en una explotación de petróleo y gas offshore en el mar Argentino, se trata de una actividad con grandes impactos en el medioambiente.

“El mayor impacto que se tiene del offshore es el derrame de petróleo. Ese es el principal impacto, más algunos químicos que vienen derivados de la extracción. De todos modos, la mayoría de los derrames de petróleo están asociados no con la exploración, sino con el transporte. El principal problema de empetrolamiento se da por accidentes en el transporte”, subraya Rodríguez.

A su vez, el biólogo destaca que “es muy importante que haya controles ambientales de las actividades” y resalta: “A todo el mundo le viene a la cabeza cuando se incendia o se rompe una plataforma, como fue la de Deepwater Horizon y otras más. Obviamente son eventos catastróficos, pero son eventos menos probables. Han ocurrido mucho menos que derrames derivados por el transporte, que es esencialmente el mayor problema de empetrolamiento, cuando se daban por pérdidas o por choques o por hundimiento de buques petroleros. Aparte, hay mucho mayor volumen de petróleo en ese momento”.

¿Qué ocurre cuando se da un evento como el incendio de una plataforma de extracción? “Es un evento agudo. Si bien hay lugares donde puede haber efectos crónicos, es un efecto agudo. En dos días ocurre una catástrofe donde miles y miles de barriles de petróleo se van al mar”, señala.

En cuanto a la proyección de la dispersión del petróleo, Rodríguez explica: “Cuando se ve mucho que se modela cómo es la pluma, o sea, hacia dónde va a ir el derrame y demás, eso depende del tipo de petróleo. Sin saber qué tipo de petróleo hay, es muy difícil hacer esa evaluación. Porque hay modelos particulares que definen cómo va comportarse la mancha de petróleo, dependiendo del tipo de petróleo que es. No todos se van a comportar de la misma manera”.

Además, el especialista cuenta cómo es el impacto de los químicos que se liberan durante la explotación. “Tienen efectos por la ingestión, por el contacto, por la respiración. Es muy impactante. Pero con el tiempo, el impacto va desapareciendo por el trabajo de bacterias que van degradando, el mar y el movimiento de las olas, y demás. Por supuesto que son efectos muy serios, sin lugar a dudas, y producen mortalidad altísima en algunos casos”, concluye Rodríguez.

 

Foto principal: Parques Nacionales/ argentina.gob.ar


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