En diálogo con Citecus, la investigadora marplatense Lucía Asaro describió sus sensaciones tras ser reconocida en la edición 2022 del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” y contó detalles de su proyecto de investigación vinculado al reciclaje y la revalorización de residuos de caucho.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
Mientras participaba de un congreso en la ciudad de La Plata, Lucía Asaro recibió un llamado inesperado: la presidenta de CONICET, Ana Franchi, le comunicó que era una de las distinguidas de la edición 2022 del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”. La marplatense escuchó la noticia con gran sorpresa y alegría.
“Me alienta mucho a seguir trabajando en desarrollar ciencia en Argentina, que es lo que hago y me encanta hacer”, cuenta a Citecus la ingeniera en Materiales, doctora en Ciencia de Materiales e investigadora del CONICET en la División Compuestos Estructurales Termorrígidos del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA), dependiente de la UNMDP y del CONICET.
Asaro obtuvo una mención especial en la categoría Beca por su proyecto “Desarrollo de un proceso eco-innovador para el reciclaje y revalorización de residuos de caucho mediante el uso de microondas”. Se trata de una línea de investigación que comenzó a trabajar en 2019 en el INTEMA, donde se encuentra el único grupo del país dedicado al estudio del reciclaje de caucho.
La investigadora destaca que el reconocimiento representa un empujón para continuar con este proyecto y otros relacionados a la temática, permite visibilizar el trabajo que realizan y abre puertas para futuros lazos con empresas y para convocatorias de financiamiento para proyectos científicos.
En 2020, Asaro había recibido la Distinción Franco-Argentina en Innovación 2020 (categoría Junior) por un proyecto similar vinculado a su tema de estudio. Gracias a ese reconocimiento, este año realizó una estancia de seis semanas en el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas – Centre Val de Loire, INSA-CVL, ubicado en la ciudad de Blois, Francia.
La colaboración entre el laboratorio del INTEMA y el del INSA-CVL de Francia comenzó en 2017, cuando Asaro viajó para realizar sus estudios posdoctorales. Tras investigar allí durante casi dos años, la marplatense regresó al país, ingresó a la carrera de investigadora de CONICET y, a la vez, continuaron las colaboraciones entre el laboratorio francés y el del INTEMA. En 2020, obtuvo una beca en nuestro país e hizo una estancia de investigación de seis meses en Francia.
“Seguimos proyectos en común. También pedimos proyectos que nos dan ayuda a la movilidad. A nivel financiero, para nosotros es muy difícil porque son costos muy altos para los proyectos que tenemos en Argentina y no nos alcanza. Es decir, intentamos buscar proyectos que nos den movilidad para poder ir y venir y continuar la colaboración”, comenta.
Sobre su reciente estadía en Francia, Asaro remarca: “Tengo resultados nuevos del laboratorio de allá y, a su vez, también estoy desarrollando la línea acá, en el INTEMA de Mar del Plata. Tenemos muchos objetivos y cosas por hacer”.
Reciclado y revalorización del caucho en un esquema de economía circular
El proyecto liderado por la científica marplatense tiene como objetivo reciclar el caucho, sobre todo de neumáticos de distintos vehículos –autos, camiones, aviones, motos y bicicletas, entre otros– que finalizaron su vida útil, y desechos de la producción de productos con caucho.
“En Argentina se generan 130 mil toneladas por año de neumáticos fuera de uso. Realmente es una gran problemática a nivel nacional y mundial. Nuestro objetivo es poder reciclar ese material y volverlo a introducir en matrices que pueden ser termoplásticas, termorrígidas con otros polímeros o también con caucho virgen y procesar materiales nuevos, productos nuevos”, detalla Asaro.
En esta línea, la investigadora resalta que el caucho reciclado se podría utilizar para generar productos de plástico como envases –no para uso alimenticio–, cajones, partes de automóviles y calzado, entre otros.
“Se podría usar en diversas industrias. La idea es conseguir un material que tenga buenas propiedades para que luego, cuando se mezcle con caucho virgen o polímero virgen, nos dé un material compuesto con propiedades buenas, es decir que el material no está degradado, sino que puede seguir siendo útil”, explica.
De este modo, se busca generar un esquema de economía circular en el cual el material desechado es tratado, y a partir del mismo se produce un material con buenas propiedades para fabricar nuevos productos con caucho u otros polímeros.
Trabajos colaborativos entre Argentina y Francia
Asaro lleva adelante en Mar del Plata la línea de estudio reconocida en el Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” desde 2019. En el INTEMA utiliza un microondas doméstico adaptado al uso de laboratorio. La investigación tiene sus primeros resultados preliminares.
“La idea es conseguir financiamiento para poder comprar un microondas de laboratorio, que son muy caros. Y luego, una vez que hagamos ensayos con el microondas de laboratorio, ver cómo podemos escalar eso para hacerlo más grande y tratar mayores cantidades de material al mismo tiempo para hacerlo más rápido”, indica.
En paralelo, en Francia se realizan investigaciones desde 2018 mediante el uso de un reactor. Respecto a la línea de trabajo en el INSA-CVL, Asaro afirma: “Tenemos resultados muy positivos y realmente alcanzamos un material con muy buenas propiedades. Es decir que la línea de trabajo es muy promisoria”.
Ambas investigaciones se encuentran en etapa de laboratorio, son estudios de ciencia básica pensados para avanzar a una etapa de ciencia aplicada. En ese recorrido, los proyectos primero deberían pasar a una escala en planta piloto y luego a escala industrial.
“Nuestro último objetivo siempre es pensar en que luego el proceso se realice a gran escala, para tratar grandes cantidades de neumáticos de desecho o cualquier otro tipo de caucho que provenga de un desecho”, asegura.
Asimismo, cuenta que “en otros países del mundo, por normativa, es obligatorio que las empresas que fabrican neumáticos sean responsables de su disposición después de su vida útil”. Y subraya: “En Argentina, aún no tenemos una legislación, pero sabemos que en algunos años va a venir. Entonces, desarrollar esta línea acá nos permite adelantarnos y, cuando la legislación salga, nosotros ya podríamos brindar una respuesta a las industrias que lo necesiten”.
La complejidad en la generación de un nuevo material
La transformación del material se realiza a partir del proceso de devulcanización. Para ese proceso, en el proyecto realizado en Argentina utilizan un microondas y en Francia usan un reactor.
“La diferencia es que le entregamos al material energía de distintas fuentes. Con el microondas, le entregamos energía a través de las ondas microondas. Con el reactor, le entregamos energía a través del calentamiento, que es energía térmica y, a su vez, le agregamos algunos agentes químicos que ayudan. Es como una reacción termoquímica”, explica.
Además, la investigadora hace referencia a las complejidades de este proceso. “La devulcanización es un proceso complejo y la formulación del caucho también. El material en sí mismo es complejo porque cada neumático puede tener una formulación distinta. Entonces, lo ideal sería desarrollar una devulcanización que funcione para un caucho genérico y luego intentar adaptar el proceso para cada tipo de caucho”, finaliza.
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