En un trabajo en conjunto entre tres instituciones, se intenta alejar a los animales de la zona de descarga de pescado, reubicarlos en otra área aledaña y ofrecer nuevas áreas de descanso para estos mamíferos marinos.
Por Agustín Casa / Follow @Agustin_Casa
En los últimos días, comenzaron una serie de trabajos para reubicar a los lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) de una zona operativa del puerto de Mar del Plata. Las tareas son llevadas adelante de manera conjunta por el Consorcio Portuario, la Universidad Nacional de Mar del Plata –a través de profesionales en mamíferos marinos– y la Fundación Fauna Argentina. Las acciones serán realizadas durante este mes y esperan ver los primeros resultados en julio.
El cronograma de tareas incluye cinco días continuos durante los cuales el personal de Fundación Fauna Argentina se encargará de intentar que los animales abandonen una zona operativa de la dársena A, y el equipo de investigación de la UNMdP medirá la respuesta de los animales y observará qué lugares eligen como sitios de descanso. Luego, habrá un día en el que no se alejará a los lobos marinos de esa zona de la dársena y se observará hacia dónde se dirigen.
“Los animales se mueven libremente porque ellos estuvieron ahí –en la zona del Puerto– antes de que se funde incluso la ciudad de Mar del Plata. Entonces, la idea es hacer un trabajo en conjunto donde se los pueda reorganizar en lugares donde no interfieran con la operatoria de la descarga de pescado”, cuenta a Citecus Gisela Giardino, doctora en Ciencias Biológicas, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), perteneciente al CONICET y la UNMDP, y docente e investigadora de la UNMdP.
En este sentido, Giardino remarca que se busca reubicar a los lobos marinos de la zona de descarga de pescado, dado que defecan en ese espacio de operatoria del puerto, y que se intentará que colonicen un sector aledaño de la dársena y se les ofrecerán nuevas áreas de descanso. Asimismo, la especialista destaca que si bien no es un plan que traiga algún beneficio para estos animales, tampoco implica un perjuicio para estos mamíferos marinos.
Según la investigadora, la novedad no radica en que se busque relocalizar a estos animales que utilizan como sitio de descanso una zona operativa del puerto de Mar del Plata, sino en que se trata de un plan en el que trabajan de manera colaborativa las tres instituciones. “Eso, a mi modo de ver, puede llegar a contribuir en el éxito de la medida, ya que el trabajo en colaboración es esencial con todos los actores que están involucrados”, indica la bióloga.
En este plan, el equipo del grupo “Biología, Ecología y Conservación de Mamíferos Marinos” del IIMyC, del cual Giardino forma parte, trabaja en el marcado de los lobos marinos para poder identificarlos y conocer si son los mismos ejemplares los que eligen la zona de la banquina o no.

“Si uno va a la banquina y cuenta cincuenta animales, y todos los días va y cuenta cincuenta animales, podría pensar que esos animales son siempre los mismos. Pero ¿qué pasa si en realidad los cincuenta de hoy no son los mismos de mañana? Podríamos estar hablando del doble de animales”, comenta Giardino.
En esta línea, las tareas de la bióloga y su equipo tienen como objetivo conocer cuántos lobos marinos hay actualmente en la zona de la dársena y detectar si son animales fieles a un sitio particular o si se desplazan por varios lugares.
“En este momento en particular, nuestro trabajo consiste en monitorear cómo es la respuesta de los lobos marinos ante la supresión de sustrato –suelo o lugar donde reposan– y el ofrecimiento de sustratos nuevos”, destaca Giardino.
Sobre las tareas coordinadas con otras instituciones, Giardino comenta que desde el Consorcio Portuario “van a restringir zonas de acceso y brindar otros accesos alternativos o superficies alternativas, por ejemplo, balsas flotantes en lugares donde no interfieran con la operatoria de pesca” y que desde Fundación Fauna Argentina son los encargados de los trabajos de arreo para que los animales abandonen la zona de la banquina.
“Actualmente en la banquina hay en promedio entre 100 y 120 animales. Más adelante, cuando tengamos los resultados de la técnica de marcado de recaptura, vamos a poder estimar el número cierto. Pero, hasta el momento, marcamos 30 animales y la tasa de reavistajes es de un 10 %. Así que seguramente haya bastantes animales más de lo que uno piensa”, reconoce la investigadora.
No obstante, advierte: “No es una gran cantidad en porcentaje respecto de la cantidad total de animales que hay en la lobería. Estamos hablando de que hay unos 500 animales en Mar del Plata, en toda la lobería. Pero hay que ver esto. Por eso lo estamos monitoreando. Si son siempre los mismos o no, para ver si las medidas que estamos tomando pueden llegar a resultar efectivas”.
Asimismo, Giardino destaca que otro aspecto clave a tener en cuenta durante estas tareas es el manejo del descarte pesquero. Desde su grupo de investigación desde hace muchos años estudian qué comen los lobos marinos del puerto de Mar del Plata y principalmente se alimentan del descarte pesquero, como tallas menores de merluza y calamar –que se pesca a grandes distancias pero en ocasiones hay caídas de cajones en el recorrido–.
“Tener un manejo del descarte de manera racional, en una zona más alejada de la zona del conflicto, puede colaborar también a que se aliviane esta situación en la zona operativa”, subraya.

Los lobos marinos y sus áreas de descanso
La colonia de lobos marinos del puerto de Mar del Plata está integrada por ejemplares macho, que reposan y cambian de pelaje.
Respecto a la localización de los lobos marinos en la zona portuaria de Mar del Plata, Giardino recuerda que “los animales colonizaron Mar del Plata en la década del 60” y que “se ubicaban principalmente en la escollera del Club Náutico, que era la denominada isla de Lobos”. Y agrega que “cuando fue aumentando la población, en la década del 80, se ubicaron en La Lobería, una arenera vieja que utilizaron como descanso”.
“En 2004 –continúa– se les restringió ese acceso para reubicarlos en la Escollera Sur. Se provocó lo inverso, volvieron a colonizar la dársena, y se acrecentó el conflicto con el puerto. Después solos se trasladaron a esa playita, que está ubicada en la Escollera Sur, donde estuvieron hasta la pandemia, que se quedaron sin playa y volvieron a colonizar los sectores de la dársena. Obviamente este conflicto se acrecienta en invierno, cuando las bajas temperaturas hacen que los animales elijan sustratos más calientes”.
También durante la pandemia, ante la reducida actividad productiva que hubo durante el aislamiento social, no solo se pudo ver a estos animales en la zona de la dársena A –donde se los ha observado en los últimos 50 años–, sino también en calles aledañas.

En relación a la playa de la Escollera Sur, donde se ubica la colonia de lobos marinos, Giardino remarca que hace unos meses, cuando se dragó el puerto, se perdió la arena de esa playa y muchos animales volvieron a la zona de la dársena. Por lo tanto, los lobos marinos de esa colonia hoy reposan principalmente sobre las piedras del lugar y quedó una pequeña porción de arena.
“Los animales siguen estando en la escollera, pero entran unos 300 animales ahí. No más de eso. En estos días había entre 250 y 350 animales, uno apilado al lado del otro. Antes se distribuían en toda esa playa arenosa”, concluye Giardino.
Fotos: gentileza de la investigadora
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